Desde la vieja casona de Xicoténcatl, el ex subsecretario de Gobernación, Humberto Aguilar Coronado dijo que la “popularidad medida en encuestas o en grandes concentraciones humanas o el discurso irresponsable, no pueden sustituir a la legalidad”.

En el marco de la ceremonia en la que presentó su más reciente libro ¿Negociación, es necesaria en la política? dijo que una de las grandes trampas de nuestros tiempos son los extremos que han “construido sociedad inhumanas, crueles, déspotas y autoritarias”.

Por el contrario, “la legitimidad, legalidad y autenticidad de la política son elementos  indispensables para la construcción de un espacio público en donde la palabra adquiera una resonancia suficiente para ser motor de cambios”.

Fue una noche en la que se vieron las caras panistas, perredistas y priistas sin tirarse a la cara nada en medio de un proceso electoral convulso, salvo reconocimientos de negociadores políticos.

Y fue la noche de El Tigre Humberto Aguilar Coronado, autor del libro ¿Negociación es necesaria en la política? 

Arropado por un auditorio entusiasta y cálido en el emblemático edificio de Xicoténcatl, antigua sede del Senado de la República.

Y es que consiguió sentar en el mismo sitio a Marko Cortés, coordinador de la bancada del PAN en San Lázaro; a Manlio Fabio Beltrones Rivera, líder moral del alicaído priismo; a Carlos Navarrete, ex líder del PRD; a Luis Antonio Godina, ex diputado federal; y a José Woldenberg, el primer presidente del Instituto Federal Electoral ciudadanizado. 

Entre los asistentes anduvo el senador Héctor Larios; el poblano Juan Pablo Piña; la directora del Canal del Congreso, Blanca Lilia Ibarra; Magus Alemán, presidenta del Consejo Editorial de la Cámara de Diputados; y el editor y librero, Miguel Ángel Porrúa.

Beltrones Rivera insistió en la tesis de la necesaria instauración de un gobierno de coalición, para dotar de legitimidad a la figura del Presidente, sobre todo después de episodios traumáticos como las crisis postelectorales de 1988 y 2006, con los triunfos de Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón Hinojosa, carentes de legitimidad.

El poblano Luis Antonio Godina —adversario político de Aguilar Coronado—, reconoció al autor del libro por la palabra empeñada y recordó que fue el primer subsecretario Gobernación a cargo del Enlace Legislativo.

El Tigre Aguilar Coronado, dijo el periodista Ricardo Rocha, moderador de la mesa, es un pésimo negociador cuando la amistad está de por medio, lo que provocó un nutrido aplauso del nutrido auditorio reunido en el patio central del histórico edificio.

Un momento marcó la ceremonia, cuando el autor del libro puso la mirada al plafón del recinto para reconocer “creo que ya no se me va a hacer” regresar al Senado, pues el Partido Acción Nacional se inclinó por otros perfiles. En el “ocaso de mi vida política” quisiera volver, dijo el hombre que consiguió colocar a personalidades de la política de gran calado.