La Marina Armada de México rechazó hoy lunes que sus oficiales se excedieran en el uso de la fuerza durante varios tiroteos con criminales ocurridos el domingo en el estado de Tamaulipas, los cuales provocaron la muerte de un marino, cuatro presuntos pistoleros y de tres mujeres ajenas a los hechos.

Los enfrentamientos se produjeron en la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo, después de que integrantes de una organización criminal emboscaron en tres ocasiones a los oficiales navales, matando a uno de ellos y dejando heridos a otros 12.

La Secretaría de Marina aseguró, en un comunicado, que su personal se apegó a los procedimientos de uso de la fuerza, y negó que disparara desde un helicóptero hacia la camioneta de una familia que transitaba por el sitio del tercer enfrentamiento, como acusaron sus parientes en videos que subieron a redes sociales.

Una mujer y sus dos pequeñas hijas pasajeras de la camioneta murieron, en tanto que el esposo sufrió heridas, según un reporte de la Procuraduría General de la República (PGR) publicado por la prensa local.

Al respecto, la Marina-Armada de México expuso que las investigaciones preliminares indican que los balazos que la camioneta recibió fueron producto del fuego cruzado a nivel tierra y no provenían desde el aire.

"El calibre de los impactos que presenta el vehículo no corresponden al armamento orgánico con el que cuentan las aeronaves de la Armada de México", agregó la cartera federal.

Apuntó que la actuación de los oficiales navales no excedió el uso de la fuerza "bajo ninguna circunstancia", y lamentó los hechos por los que fallecieron las personas ajenas a los enfrentamientos.

Durante el tercer enfrentamiento también fallecieron tres supuestos pistoleros, mientras que otro perdió la vida en el primer tiroteo, según el reporte oficial.

En un comunicado emitido anoche, la PGR atribuyó la serie de emboscadas a los oficiales navales a grupos del crimen organizado que generan violencia en Tamaulipas.

El gobierno de ese estado ha dicho antes que los incidentes violentos en Nuevo Laredo y en otras ciudades fronterizas, como Reynosa, son producto de peleas entre el cártel del Golfo y la organización criminal de Los Zetas por controlar el tráfico de droga y otros ilícitos.