Cuba se prepara para el relevo generacional de sus líderes, un proceso que llevará tiempo pero cuyo inicio será el próximo jueves, cuando Raúl Castro ceda su puesto como presidente del Consejo de Estado y de Ministros, máximo órgano del Gobierno. La fecha está marcada en rojo en los calendarios de los dirigentes de la isla porque será la primera vez en décadas que un Castro no sea presidente.

“No voy a llegar a tatarabuelo porque se cansarían los cubanos de mí”, dijo Castro en el 2015 cuando reiteró su decisión de no presentarse a un tercer mandato, tras haber sustituido en el 2006 a su hermano Fidel como presidente interino y haber dirigido al país durante dos legislaturas, que en Cuba duran cinco años. Pese a su retirada Raúl mantendrá su puesto como primer secretario del todopoderoso Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), el organismo que, según la Constitución de la isla, orienta y rige los destinos del país. Es decir, que continuará como la persona más poderosa de Cuba al menos hasta el 2021.

Será, eso sí, la primera vez que el presidente del país y el primer secretario del partido no son la misma persona.

Hay visiones distintas, pero complementarias, sobre el papel que jugaría el mandatario tras ceder la presidencia. Para algunos expertos, Castro podría tratar de apadrinar y guiar a su sucesor para ayudarle a navegar en los círculos del poder y quizás para apoyar algunas de las reformas que debe emprender el nuevo presidente frente a las resistencias que pueda encontrar en las figuras más conservadoras de la Revolución. Otros creen, sin embargo, que el hasta ahora jefe del régimen se encargará de vigilar que no se lleven a cabo transformaciones radicales. Su papel podría ser una mezcla de ambas visiones.

Todas las quinielas apuntan como favorito para la sucesión a Miguel Díaz-Canel, actual vicepresidente primero, un ingeniero electrónico de 57 años que ha ido escalando lentamente y sin estridencias en el organigrama gubernamental cubano. El relevo generacional sería claro porque Díaz-Canel tiene 29 años menos que Castro, y nació después de la Revolución de 1959. Su elección supondría, además, un cambio significativo de perfil. El favorito a la presidencia solo tiene tres años de experiencia militar en una unidad de misiles antiaéreos. Esto puede significar que los uniformes verde olivo de los Castro cambiarían por las camisas blanca de los dirigentes «civiles».

La Asamblea Nacional también se ha preparado para ese relevo. La media de edad de los parlamentarios, ratificados por los cubanos el pasado marzo, es de 49 años. Poco cambiará, eso sí, a corto plazo. Los expertos coinciden en que la cubana es la transición más meditada y programada de la historia de América Latina. Además, los “lineamientos” y la política económica del país están ya decididos para, al menos, la próxima década. El nuevo líder, por otro lado, no tendrá la ascendencia histórica de los Castro para gobernar, y deberá buscar consensos en cada una de sus decisiones.

Formación de un nuevo gobierno 

Cuba, con la formación este domingo de los poderes provinciales, continúa el proceso que deberá concluir el próximo 19 de abril en la constitución de un nuevo gobierno y el retiro del actual presidente Raúl Castro.

La constitución de las 15 asambleas provinciales del Poder Popular es el penúltimo paso de ese proceso que ahora involucra a los 1.265 delegados elegidos en los comicios del pasado 11 de marzo.

Después de jurar y tomar posesión de sus cargos, esos delegados eligen mediante voto secreto a los presidentes y vicepresidentes de esos órganos de gobierno territorial.

"Esas votaciones han sido antecedidas de consultas realizadas a más del 99 por ciento de los delegados provinciales, pues por razones de trabajo algunos estaban fuera del país, para que opinaran sobre las propuestas de quienes asumirán la dirección de las Asambleas", dijo la presidenta de la Comisión de Candidaturas Nacional, Gisela Duarte.

Las asambleas provinciales se encargan de controlar y fiscalizar al consejo de la administración del territorio, y determinar la organización, funcionamiento y tareas de las entidades locales que asumen las actividades económicas, de producción y servicios, educacionales, de salud, culturales, deportivas, de protección del medio ambiente y recreativas.

Más de siete millones de cubanos, alrededor del 86 por ciento del padrón electoral, eligieron el 11 de marzo a los delegados a las asambleas provinciales, así como a los 605 diputados a la Asamblea Nacional (parlamento unicameral).

De los candidatos a miembros del nuevo parlamento nacional, 338 son caras nuevas, y del resto, 148 tiene un solo mandato anterior, dijo Duarte a fines de enero, citada por el diario "Granma".

Las mujeres representan 53,22 por ciento, lo que ubicará al cubano como "el segundo Parlamento del mundo con mayor participación femenina", superado sólo por Ruanda, que tiene el 61,3 por ciento.

De acuerdo con la Ley electoral vigente, para garantizar un contacto directo con la base, por lo menos la mitad de los candidatos a las asambleas provinciales y nacional son delegados de barrio, y los restantes son funcionarios y personalidades de la cultura, el deporte y otros sectores.

Como muestra del relevo generacional, el nuevo Parlamento de la isla también tendrá más integrantes entre los 18 y los 35 años, que suman el 13,2 por ciento, aunque el promedio de edad de los aspirantes es de 49 años, según dijo Duarte.

Ese cuerpo legislativo, que se constituirá oficialmente el próximo 19 de abril, será el encargado de proponer y votar a los principales cargos del gobierno.

De entre los legisladores, serán electos ese mismo día una treintena de miembros del Consejo de Estado, que se reunirá de inmediato para elegir al presidente, un vicepresidente primero, cinco vicepresidentes y un secretario.

"Cuando la Asamblea Nacional se constituya habré concluido mi segundo y último mandato al frente del Estado y del gobierno, y Cuba tendrá un nuevo presidente", anunció el presidente Raúl Castro ante el parlamento el 21 de diciembre, en el último pleno del año.

La sucesión de los líderes históricos marca el relevo generacional en Cuba, aunque no se avizoran muchos cambios políticos, pues la Constitución cubana coloca al Partido Comunista de Cuba (PCC) como "fuerza dirigente superior de la sociedad".

Se espera que el sucesor de Castro sea Miguel Díaz-Canel, quien es el actual primer vicepresidente y además miembro del Buró Político del PCC.

La elección de Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años, no debe provocar grandes cambios, pues ha defendido la continuidad política en la isla.

"Yo no concibo las rupturas en nuestro país. Creo que ante todo tiene que haber continuidad", dijo a la prensa al votar en noviembre último.

Esa sería la primera vez, desde 1976, que ocupe la presidencia de Cuba una persona que no lleva el apellido Castro, ni forma parte de la generación que hizo la Revolución triunfante en 1959.

En 1976, Cuba aprobó en un concurrido referendo público una nueva Constitución, en un proceso de institucionalización del país basado en los ejes socio-políticos del sistema socialista.

Ahora, el nuevo mandatario tendrá la misión de continuar los profundos cambios que vive la isla y que son regidos por el PCC en lo que se denomina como "actualización del sistema económico cubano".

La fecha de inicio de la nueva legislatura estaba prevista para el 24 de febrero, pero en diciembre pasado el parlamento, a propuesta del Consejo de Estado, aprobó alargar dos meses el actual mandato debido a los efectos devastadores del paso en septiembre del huracán Irma, que dejó pérdidas por más de 13.000 millones de dólares.