Un estudio realizado por la Universidad Politécnica de Turín ha descartado en definitiva la existencia de una cámara adyacente a la tumba del faraón Tutankamón, que se presumía, pertenecía a la reina Nefertiti. 

En 2015, tras un análisis con radar en la zona, ubicada en el Valle de los Reyes, el gobierno egipcio, con el aval de un prestigioso arqueólogo, estimó como altas las posibilidades de encontrar una cámara secreta en la tumba del rey que debía conducir a los restos de la icónica reina, esposa de Akenatón.

“Los estudios han mostrado que no existe ninguna cámara, ni tan siquiera la indicación de cualquier umbral o marco de una puerta, lo que contradice la teoría anterior que asumía la existencia de pasajes o cámaras adyacentes o dentro de la cámara mortuoria del rey Tutankamón", reza un comunicado hecho este domingo por Mustafá Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades. 

Esta es la conclusión que se desprende de la investigación durante tres meses de un equipo de expertos en geofísica liderado por Francesco Porcelli, y que incluía especialistas de dos compañías privadas.

Nefertiti reinó en Egipto hace más de 3 mil años, en uno de los periodos menos conocidos y más convulsos de aquella antigua civilización. Ella y su esposo, el faraón Akenatón, impulsaron una revolución religiosa al pasar de unas creencias politeístas a venerar una sola divinidad, el Atén, dios del Sol. Numerosos detalles de su vida están envueltos en un halo de incertidumbre. Fue la madrastra de Tutankamón, fue reina y existe el consenso de que fue incluso faraón, con el nombre de Nefer-neferuaten y tal vez posteriormente como Smenjaré, aunque este extremo está en disputa.

La fama deriva del magnífico busto que la representa, una de las piezas de arte más admiradas del Antiguo Egipto y que está expuesto en el Museo Neues de Berlín. Es un busto realista, que la refleja como una mujer madura de una extrema belleza, que inspiro una de las novelas más conocidas de Terenci Moix.

El estudio de Porcelli es el tercero realizado con un radar para evaluar la posible existencia de una cámara secreta. Sus resultados son concluyentes, por lo que presuntamente acallará para siempre los rumores. Según su informe final, al que ha tenido acceso el diario local Al Ahram, su evaluación goza de “un alto grado de confianza”. Un análisis anterior, realizado también con tecnología de radar GPR por parte de un equipo de la compañía National Geographic también había desmentido la teoría inicial apoyada por el prestigioso egiptólogo británico Nicholas Reeves. Su tesis se basa en los resultados de un primer examen con radar elaborado por un equipo de expertos japonés.

La opinión de Reeves fue puesta en tela de juicio por otros reputados egiptólogos, como Zahi Hawass. Sin embargo, el ministro de Antigüedades de la época, Mamduh el-Damaty, abrazó con determinación la existencia de una cámara secreta, quizás con la finalidad de promocionar la imagen exterior de Egipto con fines turísticos. El sector sufrió un duro golpe en 2015 a causa de un atentado que derribó un avión de pasajeros rusos en la península del Sinaí provocando la muerte de 224 personas. En los últimos tiempos, el ministerio de Antigüedades se ha esforzado en anunciar a bombo y platillo cualquier nuevo descubrimiento arqueológico, a veces, exagerando su importancia.

Con información de El País.