De regreso a escenarios poblanos, se presenta la obra “Conejo blanco, conejo rojo”, un montaje diferente sin guión, director, rompiendo todos los esquemas del teatro tradicional, los sábados 14 y 28 de julio, con funciones a las 18:00 horas teniendo como sede el Hotel Luna Canela de Atlixco.

Cabe recordar que esta obra la primera vez que llegó a Puebla fue el año pasado, un viernes 30 de junio, teniendo como sede el Teatro del Complejo Cultural Universitario, con las actuaciones de Rosa María Bianchi y Joaquín Ferreira.

Del teatro experimental y sus actrices

Ahora, el montaje se presenta con las actrices Altair Jarabo y Bárbara de Regil (alternando fechas), quienes asumen el reto actoral más importante de sus carreras, ya que no conocen el texto hasta el momento de subir al escenario. Lo anterior porque, la obra del iraní Nassim Soleimanpour, es un concepto diferente del teatro tradicional; un montaje que rompe esquemas, ofertando una propuesta experimental desde el inicio.

Así, los asistentes a este encuentro o montaje, pueden estar seguros de que presenciarán un fenómeno único e irrepetible en toda la extensión de la palabra, ya que el protagonista de cada función no podrá interpretar la obra nuevamente, debido a que cada actor que la interpreta no conoce el libreto hasta el momento en que sube al escenario y se encuentra con el texto colocado sobre una mesa dentro de un sobre cerrado.

Un texto sorpresa, sin director, que solo conoce el equipo técnico, lo que lleva al actor o actriz encargado de la función a improvisar su personaje desde que abre el sobre, enfrentándose a un reto total de actuación, pero principalmente al reto del público ya que lo tiene que convencer de su actuación.

Esto hace que “Conejo blanco, conejo rojo”, no tenga reglas de juego, no hay ensayos, director, cada actor por función es diferente y no puede repetirse en otra función.

Una obra de inventiva rápida y resolución que cada actor hará única en escena, por lo que las emociones siempre son diferentes y el actor será el vehículo para escuchar lo que dice y propone el autor, teniendo como mayor reto al público que buscará convencerlo de su actuación en una ejecución improvisada.