El edificio del ex Hospicio de los Pobres ubicado en Avenida Reforma 710 y que formaba parte del Colegio de San Idelfonso, será enajenado por parte del gobierno del estado para una donación, de acuerdo a la iniciativa enviada por el poder ejecutivo al Congreso del Estado.

En el inmueble se albergó de 1750 a 1991 el Hospicio de los Pobres, así como las oficinas del Instituto de Asistencia Pública del Estado de Puebla, y la superficie a enajenar es de 7,226 metros cuadrados ante la insuficiencia de recursos para la restauración.

En los considerandos de la iniciativa enviada por el ejecutivo se indica que por medio de los oficios número DGPC/8848/2017 y DGPC/10641/2017 la Coordinación General de Protección Civil del Estado, dictaminó que algunas áreas del inmueble, no son aptas para su uso, toda vez que presentan daños estructurales evidentes y que la vida útil de los materiales con que fue construido han llegado a su fin, por lo que como medida de seguridad recomendó mantener dichos espacios desocupados.

Se precisa que  se determinó que el inmueble ubicado en Reforma 710, específicamente en la manzana comprendida por las calles Avenida Reforma 7 Norte, Calle 2 Poniente y 9 Norte, no es factible para su uso, por lo que exhortó a mantener esas áreas desocupadas por el riesgo y la vulnerabilidad a la que están expuestas la integridad del inmueble y de las personas.

Otro considerando es que el estado de desgaste, deterioro u obsolescencia física de los materiales empleados para la edificación del inmueble en comento, en su mayoría, han cumplido con su utilidad, por lo que el inmueble no está en condiciones para que se preste el servicio público o para su óptimo aprovechamiento, toda vez que no cumple con los criterios de seguridad necesarios, para ser aprovechado en su totalidad.

Se advierte que para su rehabilitación se requiere llevar a cabo una inversión pública, con recursos propios del Estado, que implican un mayor costo y un menor beneficio, toda vez el inmueble materia del presente Decreto, al encontrarse catalogado como monumento histórico, requiere para su conservación y restauración previa autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia correspondiente.

Lo que conllevaría a que la restauración se elabore con la intervención de un especialista en estructuras o restaurador autorizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, tomando en cuenta la época de su construcción y conservando sus elementos arquitectónicos, así como los respectivos refuerzos estructurales al haber perdido parte de su significado o características originales.”

“Por tanto, la restauración puede resultar en un gasto mayor al beneficio obtenido, por lo que se considera que no existen razones que impongan la necesidad o la conveniencia de conservar dicho bien, resultando un mayor beneficio para el Estado su enajenación, que le permitan hacer frente a sus obligaciones, con la condicionante de que el adquirente, deberá realizar a su costa las obras de demolición, restauración o reconstrucción del bien, en términos de la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y su Reglamento.

Además, se indica que el artículo 31 de la Ley General de Bienes del Estado establece que: Los bienes propiedad del Estado no destinados a un servicio público o que no disfruten de iguales privilegios que aquellos que si lo están, pueden enajenarse, siempre que no existan razones que impongan la necesidad o la conveniencia de conservar dicho bien”.

La historia

En el siglo XVIII el obispo López Gonzalo estableció el llamado Hospicio de Pobres. En el sitio de 1863 se dañó seriamente y a principios del siglo pasado fue reconstruido siendo el encargado de la obra el ingeniero Emilio López Vaal; se erigió entonces un edificio expresamente para el hospicio, y ya en época reciente este inmueble se utiliza como colegio público, funcionando también ahí la sede de las oficinas de la Beneficencia Pública del Estado.

Sólo cabe aclarar que originalmente este templo fue capilla del colegio jesuita; también fue usado por los agustinos mientras reconstruían su templo que resultó muy dañado en el sitio de Puebla.

Sobre la 2 Poniente que también forma parte de la enajenación se ubicó la Panadería del Hospicio, donde los productos eran elaborados por los internos del orfelinato, además de las oficinas de Protección Civil del Estado.

Del lado de la 7 Norte funcionaron las oficinas del Periódico Oficial del Estado.