El profesor emérito de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Don Manuel Díaz Cid, y cofundador del Yunque, falleció esta noche a los 80 años de edad; perdió la batalla “encarnizada” que mantenía contra el cáncer.

El académico debió abandonar las cátedras de Historia de las Ideas Políticas que era una de sus pasiones por ser parte de la formación de los universitarios que siempre recordarán con pasión, aseguró a este reportero en una de sus últimas conversaciones.

Díaz Cid también se arrepintió de incursionar en las filas de El Yunque, confesó, cuando aún impartía la catedra de Historia de las Ideas Políticas en las aulas de la UPAEP.

Una de las pasiones de Don Manuel Díaz Cid era el atletismo, idolatraba a los grandes corredores de fondo y admiraba a la leyenda Jesse Owens quien el 9 de agosto de 1936 levantó el puño derecho de triunfo ante Adolfo Hitler en la Olimpiada de Berlín de 1936, después de ganar la prueba de 100 metros lisos.

El Yunque y yo

Se habla poco de estos temas del Yunque, acentuó, y otros relacionados porque hay poco que se haya escrito y que tenga algún valor, existen muchos rumores, muchas interpretaciones que no coinciden con la realidad; por eso vale la pena entrarle de frente, esto es muy amplio, hay que platicarlo y tenemos que oírnos a nosotros mismos para tener algún provecho.

Puntualizo que el mito de la secrecía se sostuvo porque es la etiqueta que le pegan a uno antes de hablar; “tenemos” que reconocer que existen algunos militantes del Yunque con estas características y otros más radicales todavía pero eso no define ni el trabajo, ni los proyectos, ni los planes de quienes pensamos que nuestra aportación era para mantener los derechos del mundo cristiano.

“Esto a mucha gente le gusta porque más que estar interesados en ver cómo nos ponemos de acuerdo están interesados en lo contrario; eso es lo que lleva a los radicalismos”.

Afirmó que es un mito que la violencia llegue al asesinato;  las muertes de Enrique Cabrera el 20 de diciembre de 1972 y de Joel Arriaga el 20 de julio de 1972 fue por gatilleros profesionales.

“La viuda de Joel Arriaga me acusó durante mucho tiempo de ser el asesino de su esposo; yo lo conocí cuando el conflicto universitario de los años 70 en Puebla apenas comenzaba; venía del Politécnico, donde estaba ligado a un movimiento;  “nunca fue mi amigo ni mi enemigo, es de las personas que uno conoce pero nada más; yo le decía a su viuda a través de interpósita persona cómo me puede acusar sin haberme oído”.