La Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto (DAGDAI) desarticuló a la bandas de secuestradores que se auto nombraba “Los Güeros”, que operaba en la ciudad de Puebla y Tlaxcala y que fue formada por los delincuentes que quedaron de la organización delictiva “Los Hermanos Bautista Lucio”, desarticulada tras operativo donde participaron elementos de las corporaciones de investigadores de Puebla, Morelos, Estado de México y Distrito Federal.
La detención de siete de los integrantes de la organización criminal ocurrió luego de que los agentes investigadores aclararon el secuestro ocurrido el pasado 12 de junio, por el que pedían una importante suma de dinero de rescate. Los sospechosos de esta felonía fueron detenidos en su casa de seguridad que tenían en Santa Clara Ocoyucan, el 17 de junio pasado.
Los detenidos son: Jorge Bautista López, “El Güero”, 27 años de edad, jefe de la banda, encargado de la logística de vehículos y de armamento; Julio Cesar Bautista López, 20 años, a cargo de los “levantones”; Isabel Bautista López, “La Güera”, 33 años, encargada del cuidado y de la alimentación de las víctimas, además de realizar las llamadas telefónicas.
Irene López Leal, de 53 años, madre de los tres anteriores, quien “alimentaba” con su experiencia delincuencial, ya que ella fue integrante de la banda de “Los Bautista Lucio”, se encargaba de la planeación y del modus operandi para la ejecución del secuestro, incluso desde el 2002 tiene orden de aprehensión pendiente por esta misma felonía.
Silvestre Cárdenas Torres “El Compa”, 41 años de edad, encargado de la vigilancia exterior de la casa de seguridad, también participaba en los “levantones”.
María Carolina Arroyo Avendaño, “La Minigol”, 21 años, encargada de seleccionar a las víctimas y a la negociación para el pago del rescate y Araceli Máximo Pérez, 32 años, esposa de Jorge Bautista —el jefe de la banda—, quien alimentaba a las víctimas y participaba en las negociaciones de rescate.
Los detenidos habrían participado al menos cuatro secuestros, tres en Puebla y uno en Tlaxcala. Al momento de la detención les aseguraron dos armas de fuego y más de 15 teléfonos celulares.
A la última de sus víctimas —de Tlaxcala— la ejecutaron pese a que sus familiares pagaron el rescate.