La plancha del zócalo de la ciudad se convirtió en un mosaico de protestas, colectas, reclutamientos: desde religiosas y políticas hasta movimientos civiles y por los derechos de los animales.

Imágenes de Santa Anita, el Cristo del Señor de la Salud, pancartas de “indignados” contra los gobiernos. Una vaca de cartón y un niño disfrazado de Ronald McDonald, y mesas de reclutamiento para apoyar a Andrés Manuel López Obrador dieron colorido al paseo dominical de los poblanos.

En el primer caso, por tercer domingo consecutivo las figuras de Santa Ana y el Cristo de más de 3 metros, fueron colocados en la plancha del zócalo poblano para realizar la colecta por la restauración del templo ubicado en la 13 Norte, entre 26 y 28 Poniente.

Hasta el momento la cifra que han recolectado los feligreses y vecinos del barrio de Santa Ana no alcanza ni los 10 mil pesos, ya que aunque ha habido respuesta de parte de los transeúntes, lo que donan es poco.

Por primera vez en 103 años, la imagen del Señor de la Salud salió de la antiquísima iglesia así como la tan venerada imagen de Santa Anita, para pedir ayuda a la población en general ante la falta de apoyo de autoridades.

“La verdad se colecta poco, pero la gente lo da de corazón, la mayoría aporta monedas, muy pocos billetes y de los que lo hacen nadie pasa de 50 pesos”, informó Margarita Carrasco, representante del movimiento “Rescatemos al Barrio de Santa Anita”.

“Nunca se había visto que fieles católicos sacaran las imágenes de un templo en ruinas para tratar de rescatarlo, ese es el cariño que los vecinos le tienen a su iglesia, ante la desesperación de la poca ayuda del gobierno”, dijo.

“De veras que da coraje que el gobierno mantenga dañados templos así, supuestamente ellos —gobierno federal— son los dueños verdaderos de los edificios y no les dan mantenimiento, pero ni modo, por eso uno como creyente aporta para rescatar la iglesia”, dijo el transeúnte Juan Vázquez.

El párroco Luis Maldonado y el Consejo de Pastoral de la Parroquia El Señor de la Salud-Santa Ana, acordaron llevar a cabo un programa de actividades, con el propósito de allegarse recursos económicos para la inmediata restauración del antiguo recinto que data del siglo XVI.

Desde el mes de julio cientos de fieles católicos celebran misa entre cuerdas de seguridad y apuntalamientos, luego de que fueron retiradas del centro del recinto las bancas, las que fueron colocadas en los pasillos para evitar algún accidente.

— ¿Cuánto dinero necesitan para arreglar el templo?— se le preguntó al sacerdote
— Como un millón de pesos.

Otro movimiento que llenó la plaza del zócalo, fue el movimiento mundial de “Los Indignados”, el que llegó a Puebla gracias a la colaboración de jóvenes de distintas universidades, la mayoría de ellos de los conocidos como “hippies”.

En el piso colocaron mantas y cartulinas con la finalidad de que ciudadanos plasmaran o escribieran su indignación por cualquier tema que realmente los indigne, para lo cual mucha gente colaboraba.

“No somos de izquierda, no somos de derecha, somos los de abajo y venimos por los de arriba”, versaba una de las mantas que mostraba la indignación contra las formas de gobierno.

Cabe decir que el movimiento de “Los Indignados” nació hace unos meses en España, como forma de protesta contra el actuar de los gobiernos, además aseguran que el sistema capitalista ha fracasado en el mundo y para muestra está en la gran brecha de la pobreza y riqueza.

“¡Me indigna la represión que nos somete el gobierno y presume de acuerdos!” “Me indigna que el pueblo se deje engañar por los pseudo líderes (…)” “Yo busco qué comer, mientras que mi diputado busca su nuevo auto.”

“Me indigna la inseguridad y los malos tratos, que no cuiden el medio ambiente, que maltraten a los niños; ¡Calderón, Gordillo!”, fueron algunas de las leyendas que poblanos escribieron en las cartulinas.

Andrea Ríos Gutiérrez, integrante del movimiento, informó que la mayoría de las personas que han escrito su indignación son jóvenes, aunque también algunos adultos mayores y hasta niños.

“Nosotros queremos crecer y en un futuro hacer un cambio aquí en México, por todas las cosas que están mal, como la inseguridad, falta de empleos, hambre, y nosotros como jóvenes buscamos un mejor futuro.”

Indicó que cada fin de semana van a seguir con la protesta en el zócalo de Puebla, al que llevarán grupos musicales, poetas y cantantes para incrementar el número de seguidores.

Cabe decir que cientos de jóvenes, se sumaron al movimiento de “Los Indignados” o “World Revolution”, que tiene como objetivo reclamar cambios en la estructura de gobierno, acabar con la inequidad social y restablecer la paz.

Otras marchas o actos de protesta se celebraron en ciudades como Guadalajara, México, Tijuana, Ciudad Juárez, Querétaro y Puebla, a fin de despertar la conciencia de los mexicanos, para pedir y reclamar una mejor repartición de la riqueza.

Jóvenes —en su mayoría—, así como personas de la tercera edad, tomaron el micrófono para decir que están hartos de la inequidad social, el descaro de los gobernantes para robar al pueblo, la manipulación de la sociedad a través de los medios de comunicación, la pobreza y la nula calidad educativa.

Algunos niños se pintaron el rostro de blanco y exhibieron pancartas con las leyendas: “unidos por el cambio mundial”, “si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”.

Asimismo, a unos cuantos pasos se encontraba otra protesta, pero contra la comida que vende la empresa internacional McDonald’s, cuya franquicia se encuentra frente al zócalo de Puebla. Grupos activistas en favor de la defensa de los derechos de los animales instaban a los transeúntes —poblanos y turistas— a no comer más hamburguesas ni ningún otro producto que vendiera el establecimiento.

Aseguran que la empresa maltrata a las vacas, pollos y demás animales violando sus derechos, además la carne es nociva para la salud del ser humano.

Para convencer a la gente, jóvenes se colocaban detrás de una vaca de cartón, en la que satanizan el consumo de carne, con la una letra cada uno formando la leyenda: “¿Gozas con la muerte?”.

Asimismo, un pequeño de escasos 7 años de edad, vestido del payaso Ronald Mac Donald, símbolo de la empresa internacional, se mofaba de la gente que consumía sus productos aduciendo que sólo le llenaban los bolsillos.