"No nos agarraremos a tubazos, pero sí a ver quién baila mejor."
Dirige una de las cuadrillas más apantalladoras de la colonia; chelero y cumbiero de corazón, a eso de los 8 años aprendió a mover el bote. Si bien sus padres no eran muy apegados a esta tradición, a él le valió gorro y durante 20 años ha sido desde ángel hasta diablo.