Ellos usan el ajuar de un adulto, no beben chelas, menos fuman (les da asco), sólo con agüita se quitan la calor. Con capa en la espalda, traje y máscara se convierten en verdaderos demonios, lo opuesto a un ángel, detrás de un huehie hacen y deshacen lo que en sus casas les prohíben.

Previo a la fiesta de la carne, mientras los adultos llevan la lengua de corbata (durante los ensayos), ellos no: van a clases, regresan a casa, terminan su tarea y en vez de ponerse a jugar una reta de FIFA en el X-Box, practican dándose dos que tres porrazos.

En la última parte del serial "La bandera huehue", se le presenta las voces de escuincles de 6 a 13 años (los menos de cinco no, porque apenas medio hablan; eso sí, bailan desde un danzón hasta un duranguense).

Pero al tema, tanto como saber de dónde proviene este carnaval, no. Usted tendrá una idea después de las entrevistas anteriores a esta, pero ellos, ni en cuenta.

Bien dicen que "todo aprenden o arremedan de lo que ven en casa", pues justo cuando sus apás comenzaron a bailar en cuadrillas de la colonia, ellos siguieron sus pasos.

Y si bien las organizaciones, en este caso la dirigida por "Pimpón", están integradas en gran parte por los adolescentes, por barrigones y contados entrados en edad, desde hace varios años la escuinclada se metió al ritual previo a la cuaresma.

Tanto como creerse Power Rangers, un Max Steel, un Transformers, o un Rey Misterio, no, protegida su identidad por un antifaz o una máscara ellos se convierten en héroes por seis horas (tiempo total que dura el carnaval).

Ciertamente algunos microhuehues han salido lastimados luego de que un panzón les cae encima, pero aun así les vale. Con capas domésticas, que no fayuqueras, mucho menos de la AAA, ya sean muy o no tan laboriosos sus atuendos llaman la atención.

Y cuidado donde su vestimenta no sea como la de un adulto porque se ponen cáscaras. "Ay sí, qué chistosos no, ¿porque mis tíos van a usar telas chidas y yo una cortina?".

Pero la pregunta es por qué bailan. La respuesta es sencilla: "los niños también tenemos derechos y si los adultos bailan también queremos salir como ellos, enmascararnos, al fin que sólo nuestras familias nos conocen".

La huehue escuinclada
Perla tiene 14 años, estudia la secundaria, noviera todavía no, lleva cuatro años bailando, primero con Los Camachos y ahora se estrenará con Bicentenario. "Yo siempre he tenido ganas de salir, pero a mi mamá no le gustaba.

"Cuando ella se juntó con su pareja y él sí salía, entonces le pedí permiso y me dijeron que sí."

Si bien arrancó con un vestido de primera comunión, ahora lleva uno reciclado de una quinceañera.

El ultimátum
Un huehue ve a través de las cejas de la máscara, es decir, su visión está limitada en más de un 85 por ciento; para eso son los ensayos, para evitar descalabradas o desplomar su humanidad sobre un pequeño "huehuito".

Estos son los consejos de los microhuehues a los adultos:

* Si les da calor, chupen, pero ni atrás ni delante de nosotros.

* Si por la emoción quieren apantallar al público, practiquen antes con sillas a su alrededor, no con nosotros.

* Nosotros estaremos chaparros, pero un día vamos a crecer‚Ķ porrazo que nos den no se olvida (el que el huehue nace, huehue vive y muere).

* A los diablos que jalan un chicote de dos metros, antes aprendan a tronarlo y eviten hacer el ridículo, o lo peor que nos pasen a dar un riatazo.

* No fumen y usen poca pólvora, porque luego hay cada wey‚Ķ

El Quijehuehue
Primo del "Cáscara", este chavito de 12 años irá en quinto de primaria, será muy modosito, mustio; ah, pero cuando se trata de agilidad y enjundia ningún adulto le llega (mínimo) a los talones.

El no será un catrín, de hecho no sabe qué es, pero el bien alimentado "Robin", de camisa verde y capa azul, advierte que prefiere sacrificar el juego al carnaval. "Todos los días puedo jugar, pero bailar sólo una vez al año".

Su interés por salir en esta fiesta fue luego de ver a su mamá elaborando las capas y sombreros, igual no sabe para qué o por qué pero "es una tradición bonita que nos deja durante un rato ser como en verdad somos".

Dice ser buen hijo y "buen padre" de la escuinclada huehue presente durante la entrevista. Rejego de ir siempre por los chescos, éste pequeño es otra de las sorpresas que tendrá "Pimpón" y su Organización Bicentenario.

El Huehuechucky
Su nombre es José Martín, alias "El Cáscara"; bueno pa‚Äôl trompo, las canicas y el fut, será medio chaparrón y enclenque, sin embargo no sólo es el mero en "el tete a tete", también en la tronada del chicote que apenas mide 1.20 metros.

Nadie le enseñó a bailar, se metió a la huehueada al ver a su papá y desde hace tres años desfila por toda la colonia Reforma Sur, primero con Los Camachos y luego con La Elegancia.

Entrevistado luego de salir de la escuela, al ver el lente de la fotógrafa se fue a cambiar; se puso los tenis, se enmezclilló, salió con una camisa blanca, su capa, el antifaz, olvidó las plumas y agarró su "fuetito".

Lo tronó como ningún adulto; es más, como el mismo diablo, listo para la procesión de huehues del próximo 13 de marzo a las diez de la mañana en esta colonia.

Maldoso y picarón, en sus calificaciones no pasa de 8 y 9, sin embargo el pequeño diablo es un verdadero satanito.