La unidad habitacional Amalucan se ha convertido en una guarida de delincuentes, donde se están registrando asaltos a plena luz del día perpetrados por pandilleros y drogadictos. Vecinos del lugar refirieron que ha hecho poco la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM) para frenar la ola de delincuencia que sufre esta zona de la ciudad, donde pululan drogadictos asaltando sobre todo a los estudiantes. Es el caso de Israel, de primero de bachillerato del Colegio España ubicado en Plazas Amalucan, quien el viernes 18 de marzo al regresar de su escuela a su casa fue abordado en el primer retorno de Álamos por dos sujetos. Los delincuentes, que no rebasan los 20 años de edad, lo golpearon en la cara para que se callara mientras lo amagaban con sendos cuchillos. A pesar de solicitar ayuda a los vecinos en el momento de ser asaltado nadie lo apoyó, por lo que los maleantes se llevaron su teléfono celular. Pero ésta no es la primera vez que le ocurre, sino que es la tercera ocasión que lo han asaltado en menos de dos meses. Posteriormente al llegar a su casa llamó al 066, por lo que acudió una patrulla de la Policía municipal, quienes hicieron un recorrido junto con el joven para localizar a los asaltantes. Luego de dar varias vueltas, simplemente los uniformados le dijeron al joven "ya ni modo, nos ganaron, mejor vete a tu casa y da gracias que no te hicieron nada". Mientras tanto vecinos, quienes pidieron el anonimato, afirman que esa zona de Amalucan se ha vuelto muy peligrosa ante la falta de rondines policiacos, sobre todo en la cancha de futbol rápido ubicada en el primer retorno de Álamos. Afirmaron que los pandilleros se apropiaron del espacio deportivo, pues no dejan jugar a nadie mientras juegan futbol mientras consumen licor y fuman cigarros de mariguana. "No sirve de nada llamar a la policía; todos están coludidos, casualmente tarda mucho en llegar y cuando llega, pues no agarran a nadie." Indicaron los afectados que es normal ver a toda hora grupos de jóvenes, en su mayoría menores de edad, vagando por las calles de Amalucan mientras buscan a quien asaltar, pero para que no haya problema prefieren a los estudiantes. "Andan en grupitos de seis a ocho, o hasta diez pandilleros, siempre con bolsitas con resistol o botellas para drogarse. Dijeron los inconformes que los maleantes han agarrado de clientes a los estudiantes de escuelas particulares de Plazas Amalucan, de mejor posición económica, a quienes les quitan desde teléfonos celulares hasta laptops. "Urge mayor vigilancia de la Policía municipal, que no se queden en promesas las que nos hizo Eduardo Rivera cuando vino, sino un día vamos a lamentar que a uno de nuestros hijos los acuchillen y lo maten."
Zona peligrosa En un recorrido de Intolerancia Diario por la zona donde más se cometen los robos en Amalucan, se notó la constante proliferación de bandas de pandilleros, quienes están simplemente sentados mientras beben cervezas o alcohol a la vista de todos. Los maleantes aprovechan los callejones de la zona como lugar de reunión, donde no nada más ingieren bebidas embriagantes, sino que consumen todo tipo de drogas. No hay casa de la zona que se salve de los constantes graffitis y por doquier se pueden ver botellas de cerveza o alcohol de distintas marcas tiradas en las calles pero, sobre todo, en las canchas y las zonas verdes. Incluso, en un lado de las canchas de la calle Álamos, hay un pequeño jardín con juegos infantiles, como columpios y resbaladillas que dejó de ser público, ya que vecinos prefirieron enrejarlo para que los adictos no puedan entrar. "Todos los días venían a fumar su mota aquí, a cada rato entra el olor a las casas, ya los niños ni se querían acercar porque eran molestados por los mariguanos, por eso cerramos", dijo uno de los vecinos. Así como este jardín, ya son varios jardines más los que tienen rejas, ya que ante la falta de seguridad prefieren poner horarios para que los niños entren a jugar. Estas medidas las tuvieron que adoptar los vecinos ante la falta de vigilancia, ya que a pesar de tener una caseta de seguridad ubicada en un retorno de la calle Roble, ésta es casi inoperante y se adueñaron del sitio una pareja de supuestos policías auxiliares. Durante el recorrido, al intentar entrevistar a los uniformados no se les encontró en la caseta, que está acondicionada como una vivienda particular. Posteriormente se pudo ver a los uniformados tocando de puerta en puerta para cobrar la cooperación por la seguridad, que oscila entre 20 pesos por casa, dinero por el que no entregan recibo alguno. Lo raro es que la pareja sólo viste un uniforme negro con la leyenda "policía", sin especificar a la corporación que pertenecen. Incluso la motocicleta con la que hacen recorridos no tiene ningún logotipo o leyenda de corporación policíaca alguna, pero la que utilizan para hacer rondines. "No sirven de nada los policías estos de la caseta, nada más sacan dinero; por las noches se escucha pasar su motito la que van tocando el claxon, como para alertar a los maleantes que ya van y así no meterse en broncas."