Son los mil usos, desconocen la palabra “no sé”, son los constructores de casas sin casa, los creadores de apodos, diseñadores del lenguaje urbano, inspiración de películas, los principales promotores de la cumbia y fanáticos a muerte del Cruz Azul.

A ellos les debe todo o casi todo; ese lujoso departamento en La Paz (o el palomar en La Márgara), su notaría, la fábrica, el jardín, el changarro o el teibol. Uniformados con playeras blancas y gorras; prietos, con looks a la Bart Simpson, Johnny Bravo y a la Ed, Edd y Eddy, más de 150 albañiles celebraron su día.

Bañados; sin ese tufo a ardilla, sin cal ni cemento en la ropa, desde las siete de la mañana, la Catedral de Puebla fue atestada por los mairos de la construcción; sí, ese recinto pomposo que fuera escenario de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.

Antes del concurso de la mejor Cruz, los organizadores (CMIC) repartieron mil tamales y 70 litros de arroz con leche a quienes a esas horas les rugía la lombriz; posteriormente se llevó a cabo la premiación de los mejores trabajos.

Unos de solapa, otros acompañados por la mancha y contados con sus morros, sacaron el ingenio ignorado por los eruditos. Cruces desde los 50 centímetros y 8 kilos hasta de 2 metros y 250 kilos fueron instaladas en el atrio de la basílica poblana.

Muchas fueron prácticamente representaciones de un edificio en construcción, otros un globo terráqueo, estacionamientos, compañía de grúas, un santuario con Cristos y elaboradas con su material de trabajo desde bovedilla, malla, vigueta, madera, tubo, cemento, armex, clavos, alambre, fierro, hasta cintas métricas y varilla.

Algo que vale destacar, en el caso de éste último, es que lo convirtieron en una serpiente, es decir, a pesar de ser un elemento inflexible, en sus manos fue vil plastilina.

“Esto es cosa de ingenio, no namás’ pa’ ganarse algo, al menos yo, la cuelgo en lo más alto de la obra para que me proteja a mi y a mis colegas, la jartadera’ es aparte”.

Biclas, televisores, balones y herramientas fueron entregados a los ganadores; quienes no se llevaron nada fueron los primeros en abrirse a la pachanga: “va pa’ largo, el inge debe poner las carnitas y las chelas, para que no se le caiga la obra”.

Funcionarios municipales, Pablo Rodríguez y representantes de la cámara empresarial  (CMIC) fueron responsables de seleccionar las mejores obras en tres categorías, a continuación se le expone no a los cinco ganadores, sino a los maestros.

“Merecía más”

Su nombre es Andrés Romero, de 36 años y 25 como albañil respaldando su trabajo. Estudiante hasta la primaria; fierrero, fanático de la cumbia, de La Sol y de Los Babys ve en Maribel Guardia “las mejores gomas que parten en cachos a todas”.

Si bien su trabajo no quedó dentro de los primeros lugares, se llevó su par de pelotas. Cementero de coraza, explicó que se trata de un estacionamiento con el mundo y representando a todos los países. Su trabajo pesa 70 kilos y la hizo en 7 días.

El alburero: “¿te gustan los cacahuates?… sí, los acostumbro por la mañana.”

“Que mala leche”

David Meneses trabaja en el Parque Industrial, fanático del reguetón cursó hasta la primaria. El de 23 años y ocho como albañil, su equipo es el “Súper Pumas”, y La Sol. “Le podremos irle a cualquier equipo, pero esta chela es la rigurosa”.

Su diosa es Ninel Conde: “todo, hasta las uñas, todo me gusta, pero más su pedorro”. Tanto como satisfecho por el fallo de los jueces, pues no. Elaborada con vigueta, bovedilla, varilla, cemento y armex, su cruz fue una de las más pesadas y de las menos tomadas en cuenta, sin embargo “en la fiesta me desquito”.

El alburero: “¿cuál es tu pariente?... la de atrás es prima y el de atrás es primo.”

El campeón

Desde ayer le apodaron “El campeón”. Ganador del primer lugar, el de 38 años, 21 dedicados a la construcción, estudió hasta la primaria. Trabaja en La Vista; en la chamba no pasa de Los Temerarios y también le va al Cruz Azul, pero en gustos la modelo que lo trae loco es Sabrina: “ahí hay mucho de donde agarrar”.

Arturo Martínez elaboró en una semana la cruz recurriendo a materiales como malla, armex y varilla; pesa 40 kilos y la elaboraron entre dos. Destaca en ella el manejo a su antojo de la materia prima, así como los detalles de Cristo y su Pasión.

El alburero: “Una vez fui a Parisina y pregunté si eran buenas las telas de sábana, el wey me dijo, sí pero son mejores marcas Telas Trueno, Telas Rayo y Telas Poncho.”

El ingeniero

José Juan Mastranzo estudió hasta el quinto semestre de arquitectura. No continuó por falta de recursos. El de 40 años y 15 dedicados a la albañilería es otro cementero, “como La Sol, la petacona Galilea, la música de Pedro Infante y Chente nada”.

Vecino de San Pablo del Monte, trabaja por su cuenta, favorecido entre los 13 lugares más destacados se echó 15 días en elaborar su cruz. Recurrió a los clavos como principal herramienta; “no pesa mucho, apenas le pegará a los 35 kilos”, agregó.

El alburero: “¿sabes quién inventó el rompope con huevos?,  Sí, los Lamas.”

“El tamaño no importa”

Juan trabaja en CU. El oficio lo heredó de sus padres; el de 26 años, seis dedicados al ramo, adicto a la música sonidera y a La Sol no nació en un nido, “y me vale si no les gusta”. Bailarín dominguero, saca a las chavas pensando en Dorismar.

Respecto a su trabajo sostuvo haber hecho su mejor esfuerzo, “fue casi una semana, la hicimos entre nueve colegas, está hecha de alambre, cemento, varilla y madera, y pesa 250 kilos, pero en balde tanto esmero… premiaron a chihuahueños”.

El alburero: “Yo no me junto con pelados… más quedito no me grites, dijo su compañero.”