La coordinadora general del Sistema Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Laura Gurza, manifestó que no hay expectativa de vida en la mina de carbón del municipio de Sabinas, Coahuila.


“La verdad es que la explosión fue bastante severa y, desde el principio, al menos desde la perspectiva de la Protección Civil, considerábamos que había muy pocas esperanzas de vida”, afirmó en el marco del 25 aniversario del Sinaproc.


La funcionaria federal dijo que “no quisimos renunciar obviamente a esa posibilidad, por eso la aceleración de todos los trabajos y no se han retirado ni se ha escatimado ni un sólo esfuerzo para lograrlo”.


Interrogada sobre cómo van los trabajos después de que se encontró el séptimo cuerpo, sostuvo que se avanza, pero el asunto de complejidad es que son unos pozos que inician actividades con mucha informalidad.


A pesar de que tienen concesiones de explotación, abren los pozos sin mucha regulación. Tenía 18 días de haber iniciado actividades este pozo que tiene 58 metros de profundidad, refirió.


Laura Gurza explicó que el ingreso al túnel es inestable y abajo del pozo hay una plancha de forma de cruz de 20 metros de largo en cada uno de los brazos.


“Ha sido un trabajo complicado. No está estable la mina en la parte central y ésta es la razón por la que se tuvo que hacer todo un trabajo de conexión de otro pozo”, para realizar los trabajos más complejos, aseguró.


Sobre las responsabilidades, dijo que tienen concesiones para la explotación y deben contar con todas las medidas de seguridad que en materia de trabajo, seguridad e higiene debe darse, pues el problema —subrayó— es que inician actividades sin notificar.


“Lo hacen sin ninguna inspección en ese sentido y yo diría que es un trabajo bastante desordenado, desorganizado, incluso denigrante, en las condiciones en cómo se trabajan en ese tipo de pocitos que distan mucho de otros trabajos mineros que se ha podido ver en el estado de Coahuila.”


Mencionó que desde la perspectiva de Protección Civil esos “pocitos” nunca debieron abrirse, hasta en tanto no existan las condiciones de seguridad para trabajos de ese tipo, “sobre todo cuando se habla de minas de carbón que son bastante peligrosas”.


La titular del Sinaproc señaló que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, ha dado puntual seguimiento del caso y no se ha movido un segundo del lugar y del sitio supervisando cada uno de los trabajos. “Y sí, por supuesto, ha anunciado que se realizarán una serie de acciones de trabajo para ponerle fin de este tema”.


Comentó que hay un propietario que tiene una concesión y una obligación de cumplir normas específicas que no ha cumplido. “Entonces, de entrada, quién es el primer responsable: el dueño de la mina, el dueño de la concesión que ha puesto una explotación en condiciones deplorables y sin notificar a las autoridades este tipo de instalaciones”.


Además, resaltó, “cómo supervisas si no hay notificación de inicio de actividades, que es la obligación legal del propietario”.


Puntualizó que es preciso articular mecanismos de trabajo que garanticen el inicio de actividades de este tipo cuando se hayan concluido los trabajos de supervisión e inspección para proteger la seguridad de los trabajadores.


Se solidarizan


La organización denominada La Familia de Pasta de Conchos, integrada por deudos y sobrevivientes de otras explosiones en la zona carbonífera de Coahuila, acudieron al pozo Binsa para solidarizarse con quienes aún esperan los cuerpos de sus familiares.


Plutarco Luis Loredo, quien sobrevivió a la explosión en el pozo Boker, de minas La Florida el año pasado, dijo que después de siete días fue rescatado con vida, pero su compañero falleció junto a él.


“Yo sé lo que están sintiendo ellos aquí durmiendo junto al pozo, mi familia lo vivió el año pasado pero gracias a Dios, salí con vida”, refirió.


Otras personas visten playeras rojas con la leyenda memorial Pasta de Conchos, entre ellos la señora María Trinidad Cantú Cortés, quien perdió a su hijo Raúl Villasana Cantú, de 32 años, en febrero de 2006.


“No tenemos una tumba donde llorarle a mi hijo y eso mantiene la herida abierta y el dolor interminable”, dijo la mujer.


Señaló que Raúl dejó tres hijos y a su viuda, pero mantienen la exigencia de que se rescaten los cuerpos porque sólo Minera México es quien no ha cumplido el anhelo de rescatar 63 de los 65 cuerpos de quienes murieron en Pasta de Conchos.


Trinidad Cantú dijo que ella y su hijo vivían en la ciudad de Nueva Rosita y que su nuera con sus hijos están alejados de la familia y no saben de sus nietos.


Recordó que el gobierno de Humberto Moreira hizo muchas promesas, entre ellas que sacarían los cuerpos “pero él ya está en otro lado y nosotros seguimos esperando que venga a sacarlos”.