Los líderes de la Unión Europea (UE) consideraron hoy “legítimas” las demandas del movimiento “indignados”, pero defendieron la política de austeridad impuesta a la mancomunidad como “necesaria para restablecer el equilibrio en la economía”.

Comprendo la frustración y la indignación de tantos ciudadanos en Europa y más allá, que es, en gran parte, consecuencia de lo que ocurre en el sector financiero”, afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, tras reunirse aquí con representantes de sindicatos y patronales europeas en la llamada cumbre tripartita.

A su lado, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dijo que las preocupaciones de los jóvenes respecto al empleo y al crecimiento económico son “legítimas” y que es “comprensible” que las medidas de austeridad sean “impopulares”.

No obstante, defendió que los ajustes exigidos a los Veintisiete son “indispensables para asegurar el equilibrio de la economía europea”.

Es nuestra responsabilidad superar este período de impopularidad para garantizar un futuro mejor”, insistió.

Durao Barroso prometió presentar pronto una propuesta para permitir que el presupuesto del Fondo Social Europeo sea utilizado para estimular la creación de empleos.

Asimismo, pidió a los gobiernos europeos dar a los indignados, que se manifestaron el pasado sábado en diversas ciudades del mundo, “una respuesta concreta para mostrar que hemos entendido su mensaje”.

En ese sentido, una contribución del sector financiero podría jugar un papel importante”, sugirió.

Los bancos europeos están llamados a participar voluntariamente de un segundo paquete de rescate para Grecia, cuyos detalles deberán ser ultimados el próximo domingo en una cumbre de gobernantes de la UE.

Las entidades se comprometieron a asumir un 21 por ciento de pérdidas sobre los títulos de deuda griega pero, ante el agravamiento de la crisis, se especula que los líderes europeos pedirán elevar esa cifra.

En contrapartida, Durao Barroso presentará durante la reunión un plan para recapitalizar los mayores bancos de la mancomunidad, con el fin de que puedan resistir un deterioro aún mayor de la situación.