Las autoridades ya no pueden ver como fenómeno aislado o atípico el cambio climático, implica que en el país se encuentren nuevas formas de producción y cambiar el tipo de productos por región, dijo el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

Durante su participación en el Foro de Estrategia de Estabilización de los Sistemas Producto Reto 2011, señaló que para lograr la reconversión del campo mexicano es necesario atender a los productores y conocer sus necesidades.

Estas afectaciones en el campo, abundó, representan un gran reto, tomar acciones a largo plazo pero que puedan medirse con efectos a corto y mediano, para poder incrementar la producción y poder organizar a los productores.

Lo que estamos viendo es sólo un aviso

“Lo que estamos viendo -expresó- es sólo un aviso. El país enfrenta la situación más complicada en décadas en materia de agricultura. Con los efectos del cambio climático hoy más que nunca es necesario fortalecer la vinculación entre el sector académico y el productivo”.

Mencionó que este año que está a punto de concluir ha sido muy difícil para todo el país, desde sequías, inundaciones y heladas. En Puebla se registraron 100 mil hectáreas como pérdida total con la helada que se registró en julio pasado.

Abundó que tras el fenómeno se logró resembrar con semillas de avena y cebada, pero en septiembre se registró otra helada que fue devastadora.

Dijo que con la coordinación con el gobierno federal y municipios se ha logrado atender a los productores afectados que han perdido todo, y se han entregado mil 200 pesos por hectárea a los productores con hasta cinco hectáreas.

También señaló que así como el gobierno se está coordinando, es fundamental que los productores también se organicen y se adapten a las nuevas circunstancias y nuevos retos que sobre impactan la capacidad de acción de los gobiernos.

En Puebla el 70 por ciento de los productores tienen cinco hectáreas o menos y el 57 por ciento tiene tres hectáreas o menos lo que obliga a las autoridades a organizarse. Citó como ejemplo que en Estados Unidos, el productor promedio tiene 49 hectáreas.