Es necesario refrendar la responsabilidad constitucional del Estado en la rectoría, desarrollo y financiamiento de la educación superior en México, señaló Helios Padilla Zazueta, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón  de la UNAM.

En el IX Seminario de Política Fiscal y Financiera. “Políticas proactivas en el ámbito fiscal y financiero en la coyuntura actual”, el experto agregó que en los últimos 30 años la inercia, discrecionalidad y falta de atención son rasgos del gasto en educación superior en México.

En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el decano de la FES Aragón consideró que el gasto público en este ámbito debe incrementarse de manera sostenida, hasta alcanzar 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Asimismo propuso un presupuesto plurianual y etiquetado como prioritario, con ejes claros para su distribución; en tanto, la rendición de cuentas y transparencia en la asignación y ejercicio de los recursos debe ser un requisito obligatorio.

En la mesa “Las prioridades del gasto público y sus efectos sectoriales, sociales y ecológicos”, Padilla Zazueta subrayó que el financiamiento ha fluctuado en las últimas décadas, lo que no corresponde con los requerimientos del país.

Esto sólo podrá resolverse con la confluencia de los poderes Ejecutivo y Legislativo, las administraciones locales y la sociedad civil, consideró.

El experto subrayó que la capacidad recaudatoria en México es muy baja, y las finanzas dependen de la renta petrolera, lo que sujeta al país a las vicisitudes de los mercados internacionales.

Por lo anterior, expuso que “es necesaria una reforma fiscal que permita obtener fondos para invertir en educación superior y salud, rubros que, por su alta rentabilidad, contribuyen significativamente al desarrollo económico de un país”.

Consideró que los retos más importantes que afronta el sector educativo en México son la falta de oportunidades de la mayoría de la población para acceder a servicios de calidad y a los avances registrados en tecnología y comunicación, además de la falta de vinculación entre el conocimiento y el desarrollo económico.

Sólo uno de cada cuatro jóvenes, entre 18 y 24 años de edad, está inscrito en este nivel. Esta población escolar es absorbida en 94 por ciento por programas de licenciatura y estudios equivalentes; el restante está ubicado en posgrado.