Al menos 20 árboles de entre 50 y 60 años de edad fueron derribados por el gobierno estatal para la construcción del primer tramo del colector que pretende terminar con los desbordamientos del arroyo Rabanillo.

El hecho provocó la molestia de vecinos de los fraccionamientos residenciales de la zona, pues en sólo dos semanas se quedaron sin la única área verde que generaba oxígeno para sus familias y que mitigaba la contaminación producida por el intenso tráfico del bulevar Forjadores de Puebla.

A través de pancartas en los muros que rodean sus casas y en los puentes que cruzan el arroyo, los pobladores demandaron al gobierno estatal la reparación del daño ecológico con la siembra de diez nuevos árboles por cada uno que fue talado de raíz. Y a la administración municipal exigieron una explicación de las afectaciones que sufrirá el entorno al eliminar de golpe esta reserva ecológica que servía como refugio de aves en extinción —como el zopilote— y que contribuía a limpiar las aguas que corren por el Rabanillo.

Raúl Villareal, a nombre de los afectados, pidió la intervención de Rafael Moreno Valle que, apenas el 9 de noviembre, puso en marcha la construcción de las obras para entubar el arroyo que durante décadas provocó severas inundaciones en esta área.

“El gobernador nos prometió mejorar nuestra calidad de vida y no al revés. Tal vez ni siquiera esté enterado del daño que nos están haciendo”, consideró.


Ayuntamiento repondrá espacios verdes

El gobierno municipal anunció la siembra de 150 árboles en las orillas del arroyo Rabanillo para sustituir las áreas verdes que desaparecerán por el cemento del colector pluvial.

Los trabajos a cargo de la Subdirección de Ecología consisten en reponer alrededor de 50 mil metros cuadrados de espacios ecológicos.

Específicamente, en la zona de San Diego Los Sauces, donde el gobierno estatal realiza la primera etapa del colector pluvial serán sustituidos unos 35 árboles viejos y enfermos que tuvieron que ser talados por las obras.