La tensión entre Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas va en aumento con una serie de incidentes y un endurecimiento de las políticas comerciales por parte de este país sudamericano.

El jueves, la presencia de un buque de carga de bandera británica en la costa atlántica de la patagónica provincia de Chubut desató una discusión que terminó a golpes entre ex combatientes de la Guerra de las Malvinas y trabajadores del barco.

El pleito se extendió cuando vecinos de la zona arribaron al muelle portando banderas argentinas y reclamando que se hubiera permitido el amarre del buque británico en esa región distante mil 400 kilómetros al sur de Buenos Aires.

La policía del puerto logró evitar que el enfrentamiento pasara a mayores, pero fue una prueba más de la renovada y creciente tensión que se vive en Argentina en vísperas del 30 aniversario de la guerra entre ambos países.

Ambas naciones están inmersas en una escalada de acusaciones con miras al 2 de abril próximo, ya que ese día se cumplirán tres décadas del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas, lo que dio inicio a un conflicto armado en el que murieron 900 soldados.

La guerra fue el último esfuerzo de la dictadura argentina por mantenerse en el poder que había asumido en 1976, pero terminó perdiendo de nuevo el territorio que los ingleses ocupan desde 1833.

Desde entonces la relación bilateral se mantiene en un estado de tensión porque Reino Unido se niega a cumplir con una resolución de Naciones Unidas para sentarse a dialogar sobre la soberanía de las islas Malvinas con Argentina.

En el último año la pelea ha sido encabezada por la presidenta Cristina Fernández y el primer ministro británico David Cameron, quien incluso calificó a los argentinos como “colonialistas” por querer recuperar el territorio en disputa.

Además de las denuncias contra Reino Unido en Naciones Unidas, el gobierno argentino logró medidas concretas, como que los países que integran el Mercado Común del Sur (Mercosur) rechacen el arribo de barcos con bandera malvinense.

Hace dos semanas, la ministra argentina de la Producción, Débora Giorgi, pidió a los directivos de 20 empresas que dejaran de comprar productos a compañías británicas como una especie de sanción comercial a la potencia europea.