Al palco del estadio Universitario acudieron el rector de la máxima casa de estudios estatal, Enrique Agüera Ibáñez; el presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, Salomón Escorza y el diputado con licencia José Luis Márquez.

El ambiente en el estadio fue de algarabía. Muchas casacas del equipo local y otras de La Franja. Tampoco faltaron algunas de los Rayos del Necaxa, como esperando un milagro que no llegó. Muchas otras personas no pudieron ingresar al estadio debido a que la convocatoria de la semifinal rebasó a los mismos organizadores. Pero aún así querían hacer su propia fiesta fuera del inmueble.

Algunos de los asistentes se formaron en las puertas cerradas esperando ingresar al partido. Otros seguían con atención la transmisión radiofónica. Pero no faltaron quienes, desafiando la normatividad, ingresaron al partido subiendo por las paredes del estadio, a pesar de las advertencias del personal de seguridad que no se daba abasto para disuadir a los seguidores de Lobos BUAP a entrar al partido.

No faltaron quienes simplemente siguieron el partido de la semifinal desde la explanada coreando los tres goles del equipo universitario, asomándose de puntitas y entre las vallas de las puertas metálicas cerradas, como queriendo adivinar la trayectoria de los goles.

Sin medir el peligro los seguidores del equipo trepaban las paredes inclinadas del estadio, tomando vuelo ante la estupefacción de los guardias de seguridad rebasados por la concentración de hinchas.

Minutos antes del inicio del partido jóvenes simpatizantes del Partido Nueva Alianza repartieron algunos volantes de la candidata al Senado de la República, Enoé González Cabrera.

Pero el ambiente de futbol contagió a los universitarios, a los padres de familia y hasta a estudiantes de preparatoria provenientes de colegios privados que asistieron a la contienda futbolística.

Los que no pudieron ingresar al cotejo simplemente se quejaban: “Hubiéramos estado aquí dos horas antes”.