"Los miembros del Consejo de Seguridad reiteraron que cualquier tipo de violencia, proveniente de cualquiera de las partes, debe cesar. Los responsables de los actos de violencia deben dar cuenta de ellos", señala el comunicado, firmado por los 15 países representados en el órgano, entre ellos Rusia y China, otrora reacios a condenar a su socio árabe.
 
El Consejo resolvió llamar este domingo a una reunión urgente para analizar el reporte que observadores enviaron sobre el hallazgo de 108 cuerpos, en lo que constituye una nueva prueba de la sangrienta represión con la que Damasco ha respondido a las protestas que, desde hace más de un año, exigen una apertura democrática.  Según la nota, los ataques que provocaron esa masacre "incluyeron bombardeos de artillería y tanques del gobierno contra un barrio residencial".  
 
El embajador británico ante la ONU, Mark Lyall-Grant, calificó de insuficiente, aunque importante, el comunicado del Consejo de Seguridad. "En los dos próximos días, el Consejo se reunirá nuevamente para analizar con mayores detalles las próximas etepas", dijo.
 
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo este domingo que la matanza de Hula había agregado más presión sobre los observadores, dado que algunos en ese abrumado país los culpan por no evitar la violencia.
 
"Los observadores de la ONU están enfrentando crecientes críticas por no detener la violencia y, en algunos barrios, incluso los responsabilizan del aumento de la misma", dijo Ban en una carta al Consejo de Seguridad. "Existe una idea equivocada difícil de corregir sobre el papel de los observadores militares desarmados y de lo que pueden y no pueden hacer. Esto coloca a la presencia de las Naciones Unidas en el terreno en una posición peligrosa en relación con su capacidad de emprender operaciones y con la seguridad personal de los observadores", añadió.
 
Actualmente hay más de 280 observadores de la ONU en Siria, que monitorean el cese de las hostilidades, oficialmente iniciado el 12 de abril pero que cada día parece a punto de colapsar definitivamente.