El modelo de 1912 tenía accesorios de marfil y plata, paneles de seda y hasta un servicio de té en porcelana. Recaudaron casi ocho millones de dólares.

Se trata de un Silver Ghost, más conocido como "El Giorgi". Consume un galón (3,78 litros) de combustible cada 9,6 kilómetros y alcanza una velocidad máxima de sólo 96 kilómetros por hora.
 
Pero los 100 años que cumplió este modelo lo han disparado en los libros de récords mundiales, y por la venta de uno de ellos se llegó a pagar casi cinco millones de libras esterlinas (casi US$ ocho millones) luego de una feroz subasta.
 
Según informó el periódico Daily Mail, el precio inicial del vehículo fue fue de 1.000 dólares (casi 93.000 libras al valor actual), pero con su remate por 4.705.500 libras se convirtió en el Rolls-Royce más caro de la historia.
 
Lo que le falta en aparatos electrónicos, el clásico de fabricación británica lo compensa con creces con un extraordinario nivel de lujo que deja atrás a sus homólogos actuales, que buscan más sofisticación.
 
Sus brillantes accesorios interiores son de plata y marfil, mientras que los paneles de las puertas son de seda bordada, con borlas brocado unidas a persianas de seda para resguardar la intimidad.
 
El coche fue encargado por Rolls-Royce a John M. Stephens, quien también compró el primer Silver Ghost de lujo construido en 1906. La carrocería fue armada por el primer fabricante del carruaje real, Barker de Mayfair, que antes había construido vehículos para el rey Jorge III y la reina Victoria.
 
El Silver Ghost de la subasta salió de Gran Bretaña en 1992, luego de haber sido adquirido por un fanático estadounidense. Mientras que el último dueño había sido un abogado de Texas que se lo compró a él en 2007 por casi 3 millones de dólares y lo mantuvo hasta 2009, cuando murió en un accidente de tránsito.