El embajador de Francia en las Naciones Unidas, Gérard Araud, informó oficialmente que la misión de los observadores en Siria terminará el próximo domingo a la noche. “Las condiciones no están dadas para continuar”, aseguró.
 
La decisión, tomada por el Consejo de Seguridad de la ONU, se vio precipitada por la explosión de una bomba este miércoles en Damasco cerca del hotel en el que se alojaban los observadores.
 
De esta forma, la misión enviada para vigilar las violaciones a los derechos humanos llega a su fin en medio de la cruenta represión de Bashar Al Assad contra los opositores a su régimen.
 
A pesar de los intentos de aplicar un plan de paz, impulsado por el emisario de la ONU y de la Liga Árabe, Kofi Annan, el baño de sangre continúa en Siria y la comunidad internacional alerta sobre la matanza diaria de cientos de personas.
 
De acuerdo con la secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, los desplazados sirios por el enfrentamiento del Gobierno con los rebeldes ya son 2,5 millones.
 
Por otro lado, los países musulmanes suspendieron a Siria de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) para aislar simbólicamente a A Asad, aunque la violencia no cesa y sigue provocando la salida de refugiados.
 
Reunidos en La Meca, en Arabia Saudita, los dirigentes del mundo musulmán se pusieron de acuerdo en la "necesidad de poner fin inmediatamente a la violencia en Siria y suspender a este país de la OCI", según el comunicado final publicado la noche del miércoles.