La fallida Operación Rápido y Furioso, de trasiego de armas a México implementada por Estados Unidos, fue un programa mal planificado e imprudente que nunca debió ser llevado a cabo en nombre de la ley, criticó hoy el periódico The New York Times.

El Departamento de Estado dio a conocer un duro informe que puso al descubierto la imprudencia de los funcionarios federales en su plan “descabellado” para ayudar a combatir el tráfico de armas ilegales a los cárteles mexicanos de la droga, indicó.

La principal culpa del fallido programa -conocido como Operación Rápido y Furioso– señaló a grupo de fiscales de Arizona y funcionarios de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos que perdieron la pista de unas dos mil armas.

Según el plan, se permitió pasar las armas a México con la finalidad de seguirles el rastro a los líderes de los cárteles de las drogas.

The New York Times resaltó en un editorial que dos de las armas de alto poder hicieron parte de un tiroteo en Arizona en 2010 que causó la muerte de un oficial de la Patrulla Fronteriza.

El rotativo resaltó que la operación mal concebida puso en riesgo la seguridad pública sin un plan efectivo para rastrear las armas, según el inspector general, Michael Horowitz.

El funcionario explicó que halló en la operación “estrategias, tácticas equivocadas, errores de juicio y fallos de gestión”, incluyendo la supervisión descuidada en el Departamento de Justicia, con sede en Washington.

Sin embargo, el informe señaló que no había evidencia de que el fiscal general Eric Holder tuviera conocimiento de la arriesgada operación hasta después que fuera clausurada en 2011.

Mientras, varios altos funcionarios responsables por el fiasco renunciaron o se retiraron.

El informe recomienda una mayor investigación y una posible acción disciplinaria para al menos una docena de funcionarios del Departamento de Justicia de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.