Una pequeña Babilonia. Los intelectuales se abstuvieron. Pero los políticos del optimismo ilustrado subisidiados por el Estado atiborraron el complejo de la UAP a los pies del happy world de la oxitocina, las neurociencias de bolsillo, la autoayuda con ropaje de best-seller, atajos para los policy makers y sus “ideastas” de gabinete.
La nueva Babilonia de la Ciudad de las Ideas congregó a la burguesía wanna be en ese oasis televisivo donde las “mentes brillantes” disertaron sobre el futuro a las cámaras de las televisoras subsidiadas con recursos estatales. Ni funcionarios públicos, ni diputados locales, ni líderes de partidos políticos quisieron perderse ese gran banquete del conocimiento y sacrificaron sus funciones para acudir al evento transmitido por la televisora.
Con garbo y iPad. Con la distinción de tuitear lo que sucedía en el evento, la elite (modismo poco sobrio por deslucido) acudió al exclusivo evento para degustar el menú del primer día de la Ciudad de las Ideas. Sin pudor alguno, los groupies del conocimiento no se amilanaron por la reducción en cápsulas de 12 minutos de complejos conceptos y desafiando cualquier teoría del aprendizaje se convirtieron gustosos en las cobayas de una distopía mediática. Gente de todo el país acudió al Complejo Cultural Universitario de la UAP para escuchar en mini-conferencias de 12 minutos los conocimientos que colocan a la humanidad en su futuro.
Desde las 9 de la mañana, disciplinados wanna be con smartphones y gadgets de trazo stevejobiano, tomaron las instalaciones del complejo. La tertulia obligada del café y la espera al inicio del evento incentivó a los asistentes a escuchar con atención, eso sí, traductor en mano, las conferencias comprimidas en el evento organizado por la televisora propiedad de Ricardo Salinas Pliego, dueño de la empresa de comunicación. Peter Diamandis, autor del best-seller Abundance: the future is better than you think, arrancó la sesión de conocimiento placebo. Desfondado en su optimismo, Diamandis animó a los “ideastas”, vocablo acuñado por el empresario Roemer, a proyectar sus ideas hacia el futuro y hacerlas realidad. Diamandis señaló que en Silicon Valley no hay fracasos, sino experiencias.
El menudo “choúman” disertó durante 12 minutos sobre cómo el futuro de la humanidad será promisorio gracias a las bondades de las tecnologías de la comunicación que al masificarse se abaratan y que generan que el conocimiento esté disponible para todos. El tono de Diamandis, su optimismo sobre la sociedad del conocimiento, se replicó con ciertos matices durante el primer día y le dio su propio toque de autoayuda al acto televisivo, en una suerte de terapia de reactivación colectiva.
Las mini-conferencias estuvieron repletas de clichés atractivos por seductores: Life is a DNA software system, if you change the software you change the specie, sentencias dignas del top ten de la macdonalización del conocimiento. Verdaderos manuales de Carreño de la jerga tecnológica de la burguesía en su acumulación de clichés. El desafío para los conferencistas fue monumental. Kevin Slavin con una conferencia sobre algoritmos y comportamientos masivos no controlados por un usuario central desglosando sus conceptos ante un auditorio mayoritariamente anti-turingniano. Fue quizás un día de contrastes. Mientras el astronauta José Hernández Moreno aprovechó sus 12 minutos para hablar de la educación y del esfuerzo propio, de su pasada derrota como candidato demócrata en la elección norteamericana del lunes; Luis Fernando Tena, entrenador de futbol, quien apareció como un “invitado sorpresa”, habló sobre la nueva mentalidad de la selección nacional de futbol.
En un bloque especial sobre mexicanos, Rosario Marín, extesorera de los Estados Unidos; el astronauta José Hernández Moreno y el director técnico, Luis Fernando Tena, Los aplausos y las lágrimas se combinaron cuando la extesorera Rosario Marín le puso el toque autobiográfico por la tarde, al relatar una anécdota sobre su hijo.
El arquitecto Enrique Norten, del grupo Ten Arquitectos, abordó la funcionalidad y las estéticas de sus trabajos. Norten invitó a los asistentes a acudir al Museo Amparo de esta ciudad, ya que él está realizando la remodelación de esa instalación museográfica.
Pero además de los referentes locales, hubo pláticas, que a pesar de la brevedad impactaron al auditorio. Por ejemplo, la de Tali Sharot, neurocientífica, quien abordó las poderosas fuerzas del optimismo en el entorno social. Con mayor soltura, otro especialista en neurociencias, el neurólogo Paul Zak, describió las virtudes bioquímicas de la oxitocina, cuya presencia en el cerebro está asociada con la felicidad, la empatía, la honestidad y la generosidad de los seres humanos. Y advirtió que la ausencia de este químico está relacionada con niveles de agresión o de depresión.
Otro momento especial de las conferencias fue la intervención de Craig Venter. El especialista en el tema del genoma humano afirmó que deben continuarse con el programa de investigación sobre el genoma humano, más allá de delimitar qué laboratorios deben participar en estas investigaciones y de las limitaciones legales.
Venter describió ante el auditorio los experimentos que lo llevaron a crear el primer cromosoma sintético.
El guitarrista Ottmar Liebert inició el evento. La melosa música de Liebert no incomodó a los asistentes. Más bien se acomodaron en las butacas. El empresario Andrés Roemer apeló a la sensibilidad de los asistentes y los inyectó de ánimo. Roemer presentó al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, como un “ideaste” y dijo que a Moreno Valle lo conoce desde hace varios años cuando los dos fueron compañeros en las universidades de Boston y Harvard.
El organizador del evento, grandilocuente, aseguró “él se preocupó y se ocupó que esto sea accesible a todo el mundo y que las ideas llamen a la acción, le ha dado un impulso”. Roemer, con esa oratoria digna de diputado poblano, agregó “su visión y compromiso han hecho de la Ciudad de las Ideas una marca reconocida en la comunidad intelectual”.
El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle tampoco perdió tiempo en su intervención ante las cámaras para el programa televisivo y repitiendo sus eslóganes de los últimos tres años recicló sus palabras: “Cuando teníamos las respuestas cambiaron las preguntas”.
Durante la inauguración del acto, Moreno Valle acompañó a Ricardo Salinas Pliego, empresario del emporio mediático nacional.