Como cada año, miles de fervientes guadalupanos atiborraron el Seminario Palafoxiano y la afamada “Villita” en la zona del Paseo Bravo, donde se mezcló fe, comercio y herejía.

Puebla es considerado uno de los estados más guadalupanos de todo el país y es que se calcula que existen miles de altares por cada rincón, donde este 12 de diciembre se realizan grandes fiestas.

En el estado, la mayoría de sus habitantes si no están peregrinando hacia la Basílica en la ciudad de México, están celebrándole al pie del altar a la Virgen de Guadalupe en cientos de colonias y barrios en los miles de altares erigidos para la “madre de Dios”.

Pero no sólo las celebraciones se dieron en estos dos puntos de la ciudad —los de mayor arraigo y atracción— sino este 12 de diciembre, las personas organizaron rosarios, misas, bailes, comidas, cantan y también con amigos y familiares en cada colonia, municipio o pueblo.

Las celebraciones son desde masivas, hasta particulares y se realizan en lugares como desde fábricas, talleres mecánicos, misceláneas, hojalaterías, colonias, barrios, vecindades, bases de microbús, mercados, hasta los hogares particulares.

En la mayoría de estos sitios existe un pequeño altar para rendirle culto, donde conviven con la imagen sagrada plasmada en el ayate de Juan Diego y claro, también se aprovecha la ocasión para pedirle un favor o para agradecerle un milagro.

Hay colonias que organizan peregrinaciones hacia el cerro del Tepeyac en la ciudad de México, pero en otras los jóvenes los que construyen altares en las esquinas y llevan mariachi y cantan las mañanitas.

Claro, al buen estilo mexicano, la celebración es también un pretexto para convivir y alcoholizarse como preámbulo a las fiestas decembrinas.

En algunas de las celebraciones corre mucha bebida embriagante que la proporciona el patrón, que llegada la noche, la mayoría de los trabajadores, se encuentran borrachos y empiezan a retirarse a sus casas.

Para esas horas, el patrón se ha retirado del lugar y deja a los policías y encargados para que guarden compostura sus empleados.
Esta celebración, a diferencia de la anterior es mucho más festiva, se baila, se bebe y se echa relajo constantemente. Así celebran el día de la Virgen estos trabajadores.

En la unidad habitacional de Obreros de la VW, la celebración empieza un mes antes con rosarios en la capilla dedicada a la guadalupana. Los rosarios terminan el día 11 de diciembre y es cuando se regalan golosinas a los niños, a los adultos se les reparte atole, ese día hay rosarios cada dos horas.

A las 19:00 horas empiezan a lanzar cuetes, para que las personas sepan que pueden llevar imágenes de la Virgen y puedan ser bendecidas a cambio de una cooperación económica.

A las doce de la noche, los vecinos cantan las mañanitas, durante toda la noche y madrugada del día doce, las personas pasan al altar, le rezan y agradecen, algunas otras, traen música y le cantan.

En la colonia Manantiales, la celebración adquiere característica más colectiva y tradicional. Empiezan con las mañanitas que son financiadas por familias con más recursos económicos.

Se escuchan tríos y mariachis, las personas de la comunidad agradecen la “buena voluntad” de esas familias “adineradas”, se escuchan mañanitas a partir de las doce de la noche del día 11 de diciembre.

Por la mañana, llegan los peregrinos —de la peregrinación de miembros de la comunidad— que fueron a la Basílica de Guadalupe, ciudad de México a la iglesia agotados por la larga travesía pero orgullosos porque cumplieron su objetivo, entran, rezan y momentos después se retiran a sus hogares.

En Manantiales, el día doce de diciembre se organizan partidos de futbol que a los ganadores se les entregan trofeos. Dicen algunos vecinos, que en años pasados se organizaban carreras de costales y un concurso de comer plátanos.

Por la tarde, muchos niños hacen su primera comunión y otros son bautizados. Algunos niños son vestidos de Juan Diego y las niñas de “inditas”.

Entrada la noche, empieza la función de lucha libre, que es del agrado de los menores. También empiezan a funcionar los juegos mecánicos y los innumerables puestos de atole, chalupas y antojitos de todo tipo.

Algo característico de ésta comunidad, es que organizan una procesión por el interior de las calles de la colonia.

Una niña, vestida de blanco, va al frente porque ella es la que corona a la Virgen, lleva una charola donde se posa la aureola.

Otra niña, carga una canasta con pétalos de rosa y otras llevan flores como nubes y banderitas de color azul y blanco, otras más ondean banderitas de México. También, se puede observar muchas niñas vestidas de “inditas”.

El evento culmina con la coronación, se piensa que es como un regalo que se le proporciona a la Virgen y si los padres de la niña tienen más dinero pueden comprarle también ropa a la guadalupana.

En el mercado
Los comerciantes de todos los mercados de Puebla no dejan la ocasión para celebrar el día de la Virgen de Guadalupe. El mercado está dividido en varios sectores y cada uno tiene un altar dedicado a la “madre de México”, además de los innumerables altares que existen en las entradas.

En estos lugares inician la celebración con una misa donde concurren comerciantes, clientes y curiosos, culmina el acto religioso con la coronación de la virgen por parte de un niño vestido de “Juan Dieguito”.

Al terminar este acto, los asistentes preparan el espacio y disfrutan de una fiesta donde comen cemitas y toman cerveza. Hay mariachis y música grupera para bailar.

En una colonia del sur de la ciudad, lleva el nombre de Guadalupe de ahí la importancia y suntuoso de los festejos porque en cada hogar se festeja a la virgen de Guadalupe, se construyen muchos altares y realizan una verdadera fiesta popular.

Los festejos se llevan a cabo del día 10 al 12 de diciembre y culminan con una fiesta popular el siguiente domingo.

En distintas colonias populares y conjuntos habitacionales se distinguen por ser guadalupanos, por ejemplo Amalucan tiene una gran cantidad de altares construidos en muchos espacios comunitarios.

Hay dos tipos de celebraciones, las que se realizan en los altares y la que ocurre en la iglesia. En los primeros, hay misa, música, baile y la virgen viaja de hogar a hogar. Los dueños invitan a comer, rezar y en ocasiones a tomar una botella de vino.  

La fe

La Virgen de Guadalupe, también es la Virgen de los poblanos y para ello sólo hay que asomarse el doce de diciembre a la “Villita” —iglesia ubicada en la 11 Sur y avenida Reforma— o cualquier otro sitio donde exista un altar, una iglesia, un mercado, un pueblo, un barrio o una unidad habitacional.

En entrevista una señora de aproximados 42 años a la salida de la “Villita” comentó que iba a ofrecer a su hija a la Virgen, porque se la había dado con salud y que estaba muy contenta.

La ofrecía a la Virgen porque era como una ofrenda porque la Virgen se la había dado y ella tenía que cuidarla. Para esta misma persona, la Virgen es concebida como su madre misma y siente mucho amor y respeto.

Dice otra señora, que da gracias a la Virgen de Guadalupe por darle la vida, por darle una familia unida y un hijo muy hermoso. Le da gracias porque aún estando muy lejos de su país, la Virgen nunca la ha abandonado, le da gracias por darle salud y amor. Un señor,
afirmó que le canta las mañanitas a la Guadalupana para agradecerle todo lo que hace por ellos. Dice: “somos pobres, pero la pobreza es el mejor regalo del alma; nos hace sanos, fuertes ante el pecado, nos aleja de las tentaciones.

“La buena pobreza enriquece el espíritu y nos lleva por la senda correcta”. Muchas personas tienen numerosos años visitando la “Villita”.

Una persona de la tercera edad de nombre Juana Bustos narró que desde que era pequeña sus padres la llevaban y ahora ella lleva a su familia y a ella la vestían de “indita” y ahora ella viste a sus nietos de “inditas” y de Juan Diego.

“Es una tradición que me inculcaron desde niña”. Para ella y su familia el doce de diciembre es un “día muy grande” y relata que la virgen las ayudo con su “nietecita” porque se enfermó y la hospitalizaron, le pidieron mucho a la Virgen de Guadalupe y sanó.