Contrario a lo que muchos personajes de la vida pública señalan, el paseo Nicolás Bravo de la capital poblana nunca ha sido considerado como un lugar histórico, señaló Javier Ojeda Sosa, director general de la Escuela Superior de Turismo “Roberto Cañedo Martínez”, quien afirmó que ante el anuncio de las autoridades gubernamentales de instalar en la antigua pista de patinaje la gigantesca rueda de la fortuna, también tienen que generar un proyecto de rescate, recuperación y remozamiento del barrio El Parral, para realizar una verdadera reivindicación de la zona.

Si en la actualidad, afirmó el académico, se pretende recuperar ese espacio para la recreación de los poblanos y para los turistas, también será una excelente inversión reivindicar el viejo barrio El Parral, donde existen condiciones para remozar sus viejas construcciones y habilitar los estacionamientos necesarios para los visitantes, “pueden utilizar los terrenos de las casas en ruinas que están en las calles 7 y 9 Poniente, como parte de la mejora de la imagen urbana y para dar mejores condiciones para los visitantes”.

Esa zona urbana, recordó Ojeda Sosa, se distingue porque en la actualidad funcionan más de 50 instituciones de diferentes niveles educativos, tanto públicas como particulares, lo que exige importantes inversiones para la zona, en la que también existen reportes claros de delincuencia menor, particularmente, asaltos y golpes en contra de la comunidad escolar que todos los días asiste a esa zona de la ciudad de Puebla.

Paseo Bravo no es lugar histórico

El director de la EST “Roberto Cañedo Martínez”, dijo que por los datos conocidos en los últimos días, la altura anunciada del observatorio giratorio lo convierte automáticamente en un mirador y como consecuencia, en un gran atractivo turístico, por lo cual, reveló que es importante recordar que ese parque nunca fue un lugar histórico, por ejemplo, dijo que “en los años 60 y 70 fue un espacio de paseo dominical para las trabajadoras domésticas”.

Asimismo, recordó que hace algunas décadas, ahí mismo también existió un zoológico, cuyo último huésped fue el recordado león “César”, que fue a pasar sus últimos días a Africam Safari, pero además, mencionó que en el lugar ahora mismo se desempeñan las oficinas municipales, funcionaron el acuario y el serpentario, “en donde muchas generaciones de poblanos conocieron peces y reptiles, pero ahí mismo, también operaba una cafetería llamada El Muelle, con un pequeño lago artificial y lanchas para los menores de edad”.

Ojeda Sosa, recordó finalmente que en la pista que originalmente fue para los patinadores, se estableció durante muchos años, las atracciones Castañeda, que ofrecían juegos mecánicos, como el avión del amor, el martillo, la ola, los volantines, el pulpo, la rueda de la fortuna, el carrusel, además de los carros chocones, “pero el lugar nunca fue para los poblanos y para los expertos, un espacio histórico, más bien, siempre se utilizó para la diversión y el entretenimiento”, concluyó.