Como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el presidente Enrique Peña Nieto expresó que se conducirá con respeto a la ley y a los derechos humanos, e instruyó a los integrantes de las dependencias de seguridad a mantener lealtad a las instituciones democráticas y a conducirse con probidad.

“Como comandante supremo de las Fuerzas Armadas ejerzo el mando con convicción democrática, con observancia de la ley y con absoluto respeto de los derechos humanos”, expresó Peña Nieto en el Palacio Nacional.

A la ceremonia en la que los titulares de la Secretaría de Marina Armada de México y de la Defensa Nacional le entregaron Espada y Sable de Mando como comandante supremo de las Fuerzas Armadas asistió todo el gabinete.

Acompañado por los titulares de la Sedena, general Salvador Cienfuegos, y de la Marina, almirante Vidal Soberón, el jefe del Ejecutivo federal dio instrucciones a los soldados sobre el comportamiento que deben observar al cumplir con sus tareas.

“Para que las Fuerzas Armadas se preserven como factor de estabilidad y confianza social, instruyo a mantener lealtad absoluta a las instituciones democráticas del país; a cumplir sus misiones con apego a derecho; a respetar escrupulosamente los derechos humanos; a conducirse con integridad y profesionalismo, anteponiendo siempre el interés general de la nación ante cualquier otro interés.”

En materia de defensa exterior los exhortó a conducirse “con absoluta lealtad a la patria, para la fortalecer la identidad y unidad nacionales y preservar la soberanía”.

En cuanto a la seguridad interior, les exigió que “trabajen con honor, lealtad, patriotismo y valor para lograr el México de paz y tranquilidad que todos queremos”.

El general Cienfuegos le entregó la espada que, explicó, “simboliza la sabiduría en el ejercicio del mando, el liderazgo y el carácter del hombre de armas para cumplir la misión asignada”.

Comentó que la espada sublima las virtudes de un comandante de tropas, es decir, el honor, lealtad, valor y justicia, y destacó que la espada militar, la cual simboliza las armas nacionales, “se entrega a quien mejor sabrá honrarlas para la defensa de la integridad, independencia y soberanía de la nación”.

A su vez, al entregarle el sable que simboliza el temple y la serenidad “con las cuales los marinos mexicanos siempre hemos afrontado las adversidades”, el titular de la Armada le dijo que éste es “una muestra de lealtad inquebrantable de los marinos militares a las instituciones de la República y a su investidura como nuestro comandante supremo”.