Paco Ignacio Taibo II, el creador del mítico detective Belascoarán Shayne, participó en la Universidad Iberoamericana durante las Jornadas para leer en libertad.

En el jardín La Lonja de la universidad jesuítica, el escritor desglosó los avatares de la historia nacional y latinoamericana.

El historiador, desmitificador de los personajes de la historia oficial, también les dio sus clasecitas de albur a hipsters, intelectuales y mozuelos de la cultura popular durante su disertación.

La taquillera figura de Taibo agradó a los estudiantes del plantel universitario.

Paco Ignacio Taibo II criticó la alternancia que se vive en Puebla: “No existe tal cosa, alternar entre la nada y la nada es seguir en la nada”.

—¿Cómo ves el gobierno “panista” de Rafael Moreno Valle?— se le preguntó al escritor mientras firmaba libros a sus lectores.

—¿Es panista Moreno Valle?— reviró.

—Bueno, expriista…

—Moreno Valle es extodo. Lo único que deseo con toda mi voluntad es que sea exgobernador— sentenció ante la incómoda distracción periodística.

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El biógrafo de los revolucionarios de Latinoamérica recordó pasajes anecdóticos de la vida del revolucionario argentino: “Que no pidió nunca nada para él, con una entrega, una mística, que hay que contarlo a toda madre”.

El autor de Ernesto Guevara, también conocido como el Che, afirmó que la izquierda debe recuperar los valores de entrega y moralidad de personajes como Ernesto Guevara.

Taibo II se burló de otros personajes de la vida nacional como José Vasconcelos, el intelectual posrevolucionario, autor de El Ulises criollo, cuando le intentó enseñar a comer espárragos a Francisco Villa: “El estirado y fifí de Vasconcelos le quiso enseñar a Villa: los espárragos se comen así. No, los espárragos se comen así. ¡Qué le va a enseñar el afrancesando de Vasconcelos, mamón hasta la muerte, a mi general Villa!

Taibo, cuyo libros están traducidos a varias lenguas, también se refirió a Tony Guiteras, un revolucionario cubano de los años 30, poco conocido fuera de la isla de Cuba; ante un auditorio compuesto por estudiantes de la Ibero Puebla, el narrador señaló que la anécdota maneja el espejo de la historia.

El historiador de infaltable camisa de mezclilla ejemplificó con Guiteras, contrastándolo con la izquierda mexicana que se rodea de choferes y carga-portafolios: “Hoy donde tres choferes, un canchanchán y con siete portafolios, dicen que habrá democracia para todos. Tenemos que construir una izquierda sobre el ejemplo moral. El que quiera dirigir que vaya por delante”.

En su percepción, Taibo añadió: “La historia es pasión pura. Tengo mi panteón repleto de héroes”.

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Taibo II también dio a los chavos de la Ibero lecciones de albur:

“Yo, en mi prepa, me especialice en el albur porque todos los días te estaban esperando el prefecto y el merenguero, y si no te lo albureabas no te dejaban entrar.”

Y relató la siguiente conversación cuando entraba a su prepa:

—Pa’ dentro…

—de tu centro…

—Te tapo con cemento…

—y te dejo el albañil adentro…

“Con esa riqueza ideológica pues el albur era obligado”, fue su moraleja.

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En su intervención, otro estudiante, novicio para el albur, lo cuestionó:

—Yo tengo una duda. ¿Cómo albureabas al prefecto y al merenguero?

—desde los intelectuales hasta los estudiantes se carcajearon ante la patética pregunta.

—Pues para mantener un uso ducho del albur tienes que saber rimar. El método de los apareados te enseña a rimar y cualquier cosa se vale cuando imaginas lo más maligno. A la palabra “chicharrón” añádele “le prestas” y ya tienes un albur armado.

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En otra pregunta, ya entrada la tarde, se escuchó a un joven profesor, preocupado por la reacción de sus alumnos ante el origen de los mexicanos sostenido por la tesis paceana: “Venimos de la chingada, la madre violada”.

—Pues eso le pasa por leer a Octavio Paz. Hace mucho daño en las neuronas. Esta idea de que venimos de una violación. Venimos de una violación es metafísica pura.

”Tira esa basura, venimos de un mundo muy complejo, la mexicanidad es la suma de todos estos conflictos y encuentros. Yo me reconozco en las canciones de Cuco Sánchez, porque ese sí era Hegel puro pasando por Sartre, cuando decía: Venimos de la nada. Es parte de mi identidad de mexicano”.

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Una larga fila de estudiantes compró sus libros. Durante una hora los estudiantes se formaron para que les firmara sus libros.

La brigada para leer en libertad regaló el libro del escritor y periodista Humberto Mussachio: Gesta, fiesta y protesta.

Paco Ignacio Taibo II le pidió a su público que levantara el libro de Mussachio para la foto:

—Esta foto es emblemática. Mexicanos levantando un libro porque siempre levantan puras pendejadas.

Los grouppies del escritor se tomaron fotografías con él.

Firmaba sus libros. Se colocaba su lapicero entre su índice lastimado —de tanto firmar libros— sosteniendo con su dedo pulgar para poder firmar dedicatorias.

Dividía su tiempo entre las conversaciones con sus lectores, fumar un cigarillo y tomar coca-cola, esa melancólica bebida del imperialismo.