Los menores desparecidos en el estado de Puebla pueden estar vinculados a la “trata” de personas para explotación sexual, alertó la activista Rosy Orozco luego de que en últimos dos años y medio en todo el estado han desaparecido 90 jóvenes. De esta cifra se desglosa que alrededor de 90 por ciento de las desapariciones corresponde a adolescentes entre 12 y 17 años de edad. Lo que llama la atención es que dos terceras partes son mujeres en gran número de municipios del interior del estado.

En entrevista para Intolerancia Diario, Rosy Orozco señaló que gran parte de los desaparecidos en Puebla podrían haber sido víctimas de bandas de tratantes de personas para esclavitud sexual. Mediante una conferencia telefónica tripartita desde la ciudad de México, también se enlazó a “María”, activista radicada en Puebla, integrante de la Comisión Unidos Contra la Trata, quien pidió anonimato por cuestiones de seguridad.

Ambas coincidieron en señalar que al inicio de la actual administración estatal el combate contra estos grupos de criminales fue bueno, pero ya se ha perdido y ahora hasta se han abierto los mismos tugurios clausurados, donde la explotación sexual sigue en su apogeo.

Intolerancia Diario (ID): ¿Los jovencitos o jovencitas desaparecidos en Puebla tendrán que ver con trata?

Rosy Orozco (RO): Sí, yo sí creo. La verdad, ahorita estuve con una familia de un pueblo de Tecamachalco, cerca de Tehuacán; me decían que a cada rato desaparecen niñas, que a cada rato desaparecen y ven fotos de niñas que ponen en postes y todos lugares para localizarlas.

“Eso me horrorizó, de veras son las características y a veces las mismas familias son las que las entregan.”

“María” (M): La realidad, sigo considerando que es otra la cifra, que es mayor, hay más gente desaparecida, y sobre todo en los municipios lejanos, donde hay usos y sus costumbres, como Santa Rita (Tlahuapan), son municipios muy vulnerables o con pobreza.

“Tienen pobreza económica y pobreza cultural, eso hace que los adolescentes caigan en manos de estos delincuentes y todavía existe la venta del ser humano, se cambian hasta por una vaca.”

Por su parte, Rosy Orozco indicó que su organismo civil ha atendido a 152 víctimas, la mayoría de los padrotes son de Tlaxcala y Puebla, que han sido explotadas en Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, San Luis Potosí, Veracruz, Hidalgo, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Oaxaca, Villahermosa, Chiapas y Campeche, Querétaro y Morelos.

ID: ¿Tienen calculado cuántas chicas podía estar en situación de esclavitud tan sólo en Puebla?

M: No tengo una cifra exacta, pero por estimados considero que hasta unas 800, estimado; aunque no hay cifras exactas.

ID: ¿Qué le pide a las autoridades de Puebla?

RO: Un llamado a que el gobernador (Rafael Moreno Valle) retome otra vez con fuerza el esfuerzo que inició el año pasado con muchísima admiración de nuestra parte, pero que lo vuelvan a retomar, para que volvamos a escuchar, como este viernes, muchos operativos, como en el DF hay cada semana. Sí hay un ‘foco rojo’ allá (en Puebla) y no pueden bajarle al ritmo que traía.

M: La recomendación sería que haya más difusión sobre este tema y que en las escuelas, sobre todo, se empiecen a implementar programas; eso puede hacer que muchas de las víctimas sean rescatados y las probables víctimas sepan qué hacer.

Desaparecidos
Llama la atención que, según la información de la PGJ, en algunos meses existe una especie de “oleada de desapariciones” en diversas comunidades, sobre todo de mujeres menores de edad, en la adolescencia, casos que no han sido resueltos por las autoridades.

Hace unas semanas, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) reveló, mediante una solicitud de información, a Intolerancia Diario que en los últimos dos años y medio han desaparecido los menores de edad. La respuesta desglosa cifras por municipio, edad, sexo, desde febrero de 2011 a la junio de 2013, así como por casos resueltos o que se haya encontrado el menor y su causa de desaparición.

En ese tiempo se reportaron a las autoridades 201 desapariciones de menores, 81 de ellas en 2011, 70 en 2012 y 50 en medio año de 2013. Sin embargo, en la información entregada la PGJ omitió las palabras secuestro, robo o trata de personas, e incluso no puso las causas de la desaparición de los 90 menores, a pesar de que fue solicitado.

Según las estadísticas entregadas, la desaparición de menores en Puebla se debe a diversos factores, que van desde problemas familiares, noviazgos, hasta por cuestiones de trabajo, pero no se habla de las situaciones arriba mencionadas. El argumento más común de las autoridades es que la mayoría de las desapariciones no son forzadas, sino que las jovencitas huyen con algún novio o pareja, por lo que no se investiga más.

Por ejemplo, entre mayo y julio de 2011 desaparecieron 11 adolescentes, 10 mujeres y un sólo hombre; cinco en la ciudad de Puebla, cuatro en Tehuacán, una en Teziutlán y el joven en Tepeaca. Ese mismo año, pero en agosto, en Tehuacán se esfumaron otros tres adolescentes, dos mujeres y un jovencito, de quienes, a cerca de dos años de distancia, se desconoce su paradero.

En septiembre de 2011, en Teziutlán también se reportó la desaparición de tres mujeres adolescentes, dos de 15 años y una de 16, sin que hasta la fecha se sepa su paradero. También en un municipio tan pequeño como La Mesa Metlaltoyuca se han registrado diversas desapariciones de menores de edad, y desde 2012 a la fecha Tepeaca ha incrementado notablemente el número de casos de desapariciones.

El municipio de la capital de Puebla tiene la mayor cantidad de casos, con 31 desapariciones, seguido por Tehuacán, donde no se han localizado a 15 jóvenes y niños; en el tercer lugar están empatados con 10 registros Teziutlán y Tepeaca. Zacatlán tiene cinco casos; Huejotzingo, cuatro; San Martín Texmelucan, Atlixco y La Mesa Metlaltoyuca, con tres cada uno; Lázaro Cárdenas y Tetela, con dos, y finalmente Huauchinango y Cuetzalan, con un solo caso.

En 2011 se registraron 81 desapariciones en todo el estado, hasta la fecha no se han encontrado a 30 menores, 26 de ellos entre los 12 y 17 años de edad; los cuatro restantes corresponden a un bebé de dos meses de edad, dos niños de cuatro años y uno de 10.

En 2012 hubo 70 desapariciones, 28 de ellas aún no se resuelven y 25 corresponden a adolescentes y tres a niños de 1, 2 y 10 años de edad.

En el primer semestre de 2013 se han registrado 50 desapariciones, 29 de ellas aún sin resolverse, de las que 24 corresponden a menores de entre 12 y 17 años de edad, además la desaparición de un bebé de dos meses, y niños de dos, cinco, cuatro y siete años de edad.

De las 90 desapariciones sin resolver, 63 corresponden a personas del sexo femenino, y 27 al masculino, la gran mayoría son adolescentes entre el rango de edad señalado.

Alerta
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a través del Censo de Impartición de Justicia 2012, Puebla se encuentra catalogada como la tercera entidad con mayor número de casos de tráfico de niños, con 13.1 por ciento de los casos en el país, sólo detrás del Distrito Federal y Nayarit.

Teresa Ulloa, directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC), alertó que desde hace 10 años opera en el estado una red de trata integrada por centroamericanos y mexicanos. Afirmó que se trasladan a los menores a El Salvador o a Guatemala y que los venden en Europa para el hogar, pero también para pornografía y prostitución infantil.

Además, comentó que la mayor incidencia de tráfico ocurre en la Sierra Norte y las zonas urbanas, contra grupos vulnerables que no tienen acceso a una vida digna, servicios de salud o de educación.

Teresa Ulloa resaltó que las autoridades han querido cerrar los ojos ante el problema, pues en dos casos donde existió tráfico de personas para fines sexuales las autoridades se declararon incompetentes. Uno de estos casos fue relacionado con el bar denominado Caballo Dorado, donde el juez se deslindó con el argumento de que no tenía penales de máxima seguridad. Además, afirmó que recientemente ha existido un alza en la frecuencia con la que se sustraen a las personas.