El arzobispo Víctor Sánchez Espinosa señaló que a Jesús no hay que verlo como un Cristo muerto, sino como quien venció a la muerte y es el triunfador, por ello hay que seguir su ejemplo de humildad y mantener el respeto a los semejantes, luego de que se recordara la pasión que vivió durante la Cuaresma.

Luego de que se suspendieran las celebraciones eucarísticas durante 43 horas en señal de duelo, a las 23 horas del sábado, con una vigilia, cientos de católicos recibieron la Pascua en la catedral de Puebla, donde de la oscuridad se pasó a la luz en señal de que Jesús resucitó y venció a la muerte; por ello el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa les pidió tener fe y mantener la confianza de que todo será mejor.

Dijo que hay una nueva luz que está iluminando la Iglesia que seguirá cercana a los pobres, a los enfermos y quienes más lo necesiten.

Al igual que horas antes lo había hecho el papa Francisco, el arzobispo llamó a los fieles a no "temer las sorpresas de Dios", a nunca perder la confianza durante las pruebas y tribulaciones de la vida diaria y, si se han desviado de la fe, que permitan a Dios entrar de vuelta en sus corazones.

"Permitan que Jesús resucitado entre a sus vidas, denle la bienvenida como un amigo, con confianza: ¡El es vida! Si hasta ahora lo han mantenido a la distancia, den un paso adelante. Los recibirá con los brazos abiertos".

Insistió: "Si seguirlo parece difícil, no tengan miedo, confíen en él, estén confiados en que está cerca de ustedes, está con ustedes y les dará la paz que están buscando y la fuerza para vivir como él quiere que vivan".

Al leer el significado de la Gloria indicó: “Cuando la oscuridad, símbolo del alejamiento de Dios, del ofuscamiento de la verdad, del egoísmo, del no vernos como personas unos a otros, de la violencia, del mal y de la muerte parecía haber vencido irremediablemente, todo cambia: ¡Jesús resucita! Inaugura así la nueva creación, haciendo triunfar definitivamente la verdad, la bondad y la vida, con el poder del amor”.
El mensajero del Señor desciende del cielo; hace rodar la roca que tapaba el sepulcro y se sienta sobre ella. “No teman —dice a María Magdalena y a la otra María, que habían ido al amanecer del primer día de la semana al sepulcro—. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí: ha resucitado, como lo había dicho”.

¡Esta es la más grande de las noticias, que ha cambiado para siempre la historia! ¡El Señor ha resucitado! La creación entera ha dado el salto evolutivo más importante y definitivo: la muerte, consecuencia del pecado, ha sido vencida. “Jesús en la cruz siente todo el peso del mal —comenta el papa Francisco—, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección”.

El simbolismo

Dentro del simbolismo de la ceremonia las luces de la catedral se apagaron, solo unos cuantos cirios y la iluminación con algunas lámparas se veían mientras se hacían las siete lecturas de la Biblia.

Poco antes de las cero horas, cuando el arzobispo prendió el cirio pascual y la gente comenzó a encender sus cirios para iluminar el templo, en señal de que había llegado la luz para los católicos, mismos que aplaudieron e hicieron sonar pequeñas campañas que anunciaban la resurrección de Jesús.

Asimismo, se echó cera del cirio pascual a la pila bautismal para bendecir el “agua de gloria” con la que serán bautizados los católicos durante el siguiente año.

En la ceremonia más importante de la Iglesia católica, según el vocero de la arquidiócesis de Puebla, Dante Pimentel, se pasó de una breve oscuridad, que representa el tiempo en que Jesús estuvo muerto, a la luz encendiendo el cirio pascual, que simboliza la resurrección al tercer día.

Dante Pimentel indicó que esta ceremonia es más importante que la natividad, pues es el triunfo de Jesús sobre la muerte, la esperanza de alcanzar la gloria en un mundo mejor.

En la ceremonia, el arzobispo recordó el pasaje bíblico en el que se narra cómo las mujeres que fueron a la tumba de Jesús que se sorprendieron al encontrarla vacía, ya que el mesías venció a la muerte.