La Confederación Nacional Campesina se pronunció hoy por impulsar el modelo agroclúster en el campo mexicano para, a través de las asociaciones, elevar la productividad del minifundio que afecta a más de tres millones de unidades de producción agropecuaria en las que sólo se trabaja para el autoconsumo, cuando con la agrupación de los productores está parte del remedio para vencer el problema de la inseguridad alimentaria, el desempleo rural, la migración y la pobreza.

El senador Gerardo Sánchez García, presidente de la CNC, consideró que este nuevo modelo de producción debe ir acompañado de un Sistema Nacional de Agroparques para incorporar al mundo de los Agronegocios al 80 % de los campesinos del país que son minifundistas, los que actualmente abandonan sus tierras cada vez más pulverizadas por la nula rentabilidad.

El legislador guanajuatense adelantó que ésta será la propuesta de la CNC en el foro que se realizará en  Monterrey, Nuevo León este lunes 9 de junio, para avanzar en la Reforma Profunda al Campo, lema de su campaña hace casi cuatro años para dirigir a los cenecistas del país y que el gobierno federal se ha propuesto concretar en el próximo período de sesiones del Congreso de la Unión que inicia en septiembre próximo.

La propuesta de la CNC será presentada por el también cenecista Manuel Humberto Cota Jiménez, presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería en el Senado de la República, quien manifestó que “lo que queremos es que haya un campesinado progresista y para ello hay que generarle certidumbre”.

Es decir, agregó, que lo que siembra lo va a poder vender y cuando lo venda tendrá un margen de utilidad, porque se le dio crédito y fertilizante barato, semilla oportuna y acceso al agua.

Entonces, hay que meterlo a nuevos esquemas de comercialización, fundamentalmente a la agricultura por contrato y a las distintas formas asociativas que existen. Sin olvidar, dijo, que con el régimen de propiedad social en el campo, México es ejemplo ante el mundo y por eso la CNC establece respetar el minifundio, la organización del campesino en los ejidos.

El senador de Nayarit advirtió que invertirle al campo es apostarle a la estabilidad social. Por eso,  la propuesta de la CNC es sí al minifundio, sí a los pequeños propietarios, a las pequeñas extensiones de tierra. Pero vamos a la organización de muchos campesinos para crear grandes empresas, al cooperativismo, a un campesinado con visión empresarial, que le vaya bien, esa es justamente la Reforma Profunda al Campo.

Si en el nuevo contexto nacional e internacional los campesinos son considerados como pequeños empresarios, incluso integrantes de microempresas familiares, se requiere entonces encontrar nuevas formas de financiamiento, indispensables para producir y crecer, desde cajas de ahorro, cooperativas y hasta sociedades integradoras.

Por lo tanto, el gobierno mexicano debe apoyar y alentar la organización y el fomento de las capacidades de los productores; recopilar y difundir la información relevante para su actividad, tanto en  materia de tecnología como de certidumbre en los precios; impulsar y fortalecer el sistema financiero y de seguros; construir o promover la infraestructura hidroagrícola; simplificar los procedimientos y trámites. Este último punto, destacó, es muy importante, si se considera que los productores del campo son el grupo más numeroso y vulnerable entre los pequeños empresarios.

De acuerdo con el Consejo Técnico Consultivo de la CNC, un aspecto muy relacionado con el tema de la organización de los productores es el de la productividad a nivel asociativo. Dentro de este aspecto, el ejido y la comunidad son uno de los principales activos. Sin embargo, sus integrantes constituyen hoy una población desalentada por la complejidad de su problemática, cuando ambos constituyen una reserva humana, cultural, económica y social de grandes posibilidades para la viabilidad futura del país.

“Es una población carente de casi todo pero, a pesar de ello, tiene ventajas: no está contaminada con los vicios y deformaciones de un modelo urbano, industrial, consumista y confrontado con el medio ambiente. Todavía conserva valores humanos ya perdidos entre otros grupos, como la cooperación, la ayuda mutua, el deseo de aprender y mejorar, entre muchas más; sus miembros aceptan de buena gana propuestas y programas de desarrollo de sus capacidades.

A partir de su rica cultura, ejidos y comunidades deben renovarse. Corresponde al Estado una responsabilidad decisiva en su reactivación y reorientación productiva, no para destruirlos o substituirlos, se aclara en el documento, por otras formas de producción como se intentó en los dos gobiernos federales panistas, sino para potenciar sus mejores cualidades en el marco de las relaciones económicas de México y el mundo.