Don Alfredo falleció a la edad de 88 años de edad, tras una complicación médica desde el pasado sábado, donde fue intervenido en un hospital de Madrid.

Alfredo Di Stéfano ha entrado en el panteón de los más grandes deportistas de todos los tiempos. El hombre que —junto a Santiago Bernabéu— cambió el destino del Real Madrid, murió en la capital de España a los 88 años de edad. Futbolista total, su nombre está grapado a la historia más deslumbrante del mejor equipo del siglo XX junto a una pléyade irrepetible de jugadores, los Gento, Puskas, Rial, Kopa, Pérez Payá, Mateos, Muñoz, Molowny, Zárraga y compañía. Descubridor de la Quinta del Buitre en su periodo de entrenador y presidente de honor del club blanco en los últimos años, labró su leyenda en una época en que la mercadotecnia y la globalización apenas existían.

El Real Madrid que fichó a Di Stéfano no era el club más laureado de España. El 14 de diciembre de 1947 se inauguró el nuevo estadio de Chamartín, con capacidad para 75.000 espectadores, una audacia para la época. Un año después el equipo rozó el descenso durante gran parte de la temporada y terminó en el peor puesto de toda su historia (11 de 16). Tardó dos décadas (17 temporadas por el parón de la guerra civil) en reconquistar el campeonato liguero. Ganó el tercero en la temporada 1953-54 y protagonizó un ascenso irresistible con el equipo de las cinco Copas de Europa consecutivas. Cuando Di Stéfano se despidió de la «casa blanca» en 1964, el orden jerárquico en el fútbol español (e internacional) había dado un vuelco.