La posibilidad de que América latina reemplace a la Unión Europea en el mercado de alimentos de Rusia causa preocupación en Bruselas, que planea mantener conversaciones políticas para disuadir a Chile y Brasil de que aumenten sus exportaciones a Rusia.

La Unión Europea  planea llevar a cabo una serie de conversaciones políticas con países de América Latina que planean aumentar la exportación de sus productos agrícolas a Rusia, después de que este país haya prohibido la importación de alimentos de la Unión Europea y Estados Unidos, en respuesta a las sanciones. El objetivo de estas conversaciones será el de disuadir a países como Chile o Brasil para que eviten sacar provecho "injustamente" de la situación, escribe el periódico The Financial Times, citando a uno de los altos cargos de la Unión Europea.
 
Según él, se puede entender que algunas empresas individuales firmen nuevos contratos con Rusia, pero "será difícil justificar" los esfuerzos diplomáticos de países para llenar el vacío dejado por la Unión Europea, Estados Unidos, Noruega y Australia. Según otro funcionario citado por el periódico, las conversaciones tendrán carácter político y no legal, es decir, que la Unión Europea intentará persuadir a países latinoamericanos a unirse contra la posición de Rusia sobre Ucrania, en vez de plantear "objeciones legales específicas" sobre la exportación de comida a Rusia.
 
Después de que Rusia anunciara la adopción de sanciones cerrando su mercado para los alimentos europeos y estadounidenses, Brasil autorizó a 90 plantas cárnicas empezar a exportar carne a Rusia, informa el periódico. Además Brasil también podría exportar cereales a Rusia. A su vez, Chile podría rellenar el mercado ruso de pescado. Otros países latinoamericanos también contemplan la posibilidad de intensificar su comercio con Rusia.