El número de muertos por la erupción del Monte Ontake (centro de Japón) ascendió este lunes a 36, después de que los equipos de rescate localizaran cinco nuevos cuerpos cerca de la cima del monte, que se suman a los 31 encontrados en la víspera, informaron las autoridades niponas.

No obstante, sólo se ha confirmado oficialmente de momento la muerte de diez personas, ya que la legislación japonesa no permite al personal de los equipos de emergencia certificar el fallecimiento, algo que sólo puede hacer un médico.

Por otro lado, las operaciones de socorro, en las que participaron este lunes unos 550 efectivos de la policía, bomberos y Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) se tuvieron que cancelar nuevamente a media tarde debido a la excesiva propagación de gas tóxico por culpa de las continuadas erupciones del volcán.

"Hay una capa de unos 50 centímetros de ceniza en la zona de la cima del monte que hace difícil caminar y nos impide movernos. Cuando hace viento, se levanta la ceniza y no podemos ver nada", explicó el jefe del cuerpo de rescate de las Fuerzas de Auto Defensa a la cadena pública NHK.

"Además, los miembros del equipo tienen que llevar chaleco antibalas ya que siguen lloviendo piedras pequeñas, algunas de hasta 1 centímetro de diámetro, lo que complica aún más la situación", añadió.

El número de heridos de diversa consideración que ha provocado la erupción se mantiene en 63, según informaron las autoridades niponas.

El Ontake, el segundo volcán más alto de Japón con 3.067 metros de altura y ubicado a unos 100 kilómetros de la ciudad de Nagoya, comenzó a expulsar humo, rocas y cenizas en la madrugada del sábado y desde entonces ha continuado emanando residuos.

Centenares de personas se encontraban practicando senderismo en la zona en el momento de la erupción y la mayoría pudo abandonarla por su propio pie o fue evacuada, los últimos en la mañana del domingo con la ayuda de helicópteros militares.

Niegan que afecte a las centrales nucleares por su parte, el portavoz del Gobierno nipón, Yoshihide Suga, respondió este lunes a quienes han acusado a las autoridades de negligencia a la hora de prever esta tragedia e insistió en que "se ha hecho todo lo que se podía dado el nivel tecnológico" que existe en la actualidad para predecir una erupción de este tipo.


Por su parte, el portavoz del Gobierno nipón, Yoshihide Suga, respondió este lunes a quienes han acusado a las autoridades de negligencia a la hora de prever esta tragedia e insistió en que "se ha hecho todo lo que se podía dado el nivel tecnológico" que existe en la actualidad para predecir una erupción de este tipo.

Suga también negó tajantemente que la explosión volcánica vaya a afectar a la futura reapertura de la central nuclear de Sendai, que a principios de mes recibió luz verde del regulador nuclear nipón para retornar a operaciones comerciales.

La planta, situada en una zona de la isla de Kyushu (suroeste) donde existen varios volcanes activos, se convirtió en la primera de Japón en cumplir la nueva normativa de seguridad para desastres naturales impuesta tras el accidente en la central de Fukushima, provocado por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011.

El portavoz del Ejecutivo subrayó que en ningún caso está previsto revisar la evaluación a la que la comisión nuclear reguladora de Japón sometió a las instalaciones de Sendai por lo sucedido en el Monte Ontake.

El Ontake es el segundo mayor volcán de Japón, detrás del Monte Fuji (3.776 metros), y se encuentra entre las prefecturas de Gifu y Nagano. Su última gran erupción se produjo en 1979, cuando expulsó unas 200.000 toneladas de cenizas, mientras que en 1991 registró otra erupción menor y en 2007 provocó una serie de terremotos volcánicos. Japón está situado en el anillo de fuego del Pacífico y cuenta en su territorio con más de un centenar de volcanes activos e inactivos.