El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, sólo apareció en Puebla a través de una imagen televisada en vivo tomándoles protesta a los conscriptos desde el campo militar Marte de la ciudad de México.
Gracias a la ausencia del presidente, todo el escenario le perteneció al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle y para su esposa, Martha Erika Alonso.
Pero la ausencia presidencial —en la cultura cortesana de la elite del poder— produjo el efecto en cascada de que la clase política también desairara por default la simbólica coreografía a  pesar del esfuerzo de los entusiastas participantes en el desfile Cívico-Militar que presentaron en 22 carros alegóricos —rueda de observación incluida— el mito futurista del “desarrollo de Puebla”, digna didáctica propagandística en año electoral.
Apegados a romper parámetros, los panistas adoptaron el desfile, y lo mismo revivieron al “Jefe” Diego en el templete que repartieron sombrillas con el escudo del PAN para colorear la batalla de Zaragoza de blanquiazul.
 
 RMV promueve sus obras

El morenovallismo promovió sus obras de infraestructura y su visión futurista durante el desfile conmemorativo del 5 de mayo con un carro alegórico denominado “La Puebla contemporánea”.
La ausencia del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, no contuvo el afán .
Después de que habían pasado los carros alegóricos relativos a la historia de Puebla sobre la plataforma de uno de los carros se presumían la Rueda de Observación —cuyo costo ascendió a los 400 mdp— y un teleférico, aludiendo al proyecto que para construirlo se destruyó la casa del Torno y cuya construcción fue precedido de una batalla jurídica.
Por si fuera poco, en el carro también se mostraban puentes de aspecto futurista de dos niveles donde circulaban coches y autobuses —semejantes a los utilizados por el metrobús— y hasta un tren.

En el carro alegórico también se le rindió tributo a la especulación inmobiliaria. En la interpretación épica del morenovallismo se mostraban edificios como los construidos en la Avenida Juárez y en la vía Atlixcáyotl, que opacaban las iglesias de arquitectura novohispana.
 

 

Sólo por “transmisión en vivo”

Y al único Peña Nieto que vieron los funcionarios morenovallistas, afines a la fotografía con el presidente de México, fue al Peña Nieto que apareció en las pantallas, colocadas exprofeso, donde de manera televisada, el presidente desde el Campo Marte le tomó la protesta a los conscriptos en el mausoleo al general Ignacio Zaragoza.
La imagen de Peña Nieto en las pantallas fue el único contacto (visual) que el gobernador de Puebla sostuvo este 5 de mayo con el presidente de la república. A diferencia de otros años, Moreno Valle no debió esforzarse para agradar al presidente ni hubo nadie que lo separara del representante del gobierno federal.
En lugar del presidente de la república, el gobierno federal envió como representante al secretario de educación pública, Emilio Chuayfett Chemor.
Al acto también acudió el gobernador del estado de Coahuila, Rubén Moreira. Coahuila es el estado invitado en la feria de Puebla.

A diferencia de otros años, cuando el gabinete federal se placeaba en el desfile el único funcionario federal de primer nivel fue Emilio Chuayfett Chemor, sentado al lado de Moreno Valle.

El patriotismo blanquiazul

Si bien es cierto que el patriotismo contagió a los poblanos también es verdad que los candidatos panistas invadieron el paisaje del desfile patriótico regalando sombrillas blanquiazules con las siglas del Partido Acción Nacional. Durante el trayecto del desfile se observaban las sombrillas blanquiazules repartidas desde las primeras horas del martes.
Bajo el sol quemante a la gente sentada en las mini gradas colocadas a lo largo del boulevard 5 de mayo no les quedó más que ocupar las sombrillas para guarecerse de los rayos solares.
Los sombrillas azules y blanco con el logotipo del PAN se mimetizaron con algunos carros alegóricos que presumían la talavera de Puebla, también en colores blanco y azules, encabezadas por jóvenes ataviados con vestimentas de los mismos colores.
La inducción cromática del proselitismo panista contrastó con los volantes que repartieron trabajadores despedidos por el gobierno de Puebla manifestando su repudio a la política de despidos implementados por la administración estatal en condiciones desfavorables para los trabajadores.
En el presídium hubo lugar para “el Jefe” Diego, sentado entre el exgobernador, Mariano Piña Olaya y el senador de la república, Javier Lozano Alarcón quien ante la carencia de la figura presidencial tuiteó fotografías con Diego Fernández de Ceballos, excandidato presidencial del PAN.
Desde la Puebla prehispánica donde los indígenas conviven al pie de los volcanes hasta el desfile de charros a caballo, metáfora también de la modernidad de la “Puebla en desarrollo” pasando por las representaciones idealizadas de la patria católica-liberal y revolucionaria.
En el mito patriótico local el tema del desfile del 5 de mayo fue el “desarrollo de Puebla” que no incrustó ente sus 22 carros alegóricos la visión de la otra Puebla, la excluida, con los últimos lugares en el combate a la pobreza.
 

 

El desaire de la clase política

La plana de diputados federales y senadores del PRI no acudió al templete del tradicional desfile del 5 de mayo.
Pocas figuras se placearon en el templete VIP ocupado en su mayoría por funcionarios locales, esposas de los funcionarios y familiares de los funcionarios estatales. También algunos exgobernadores de Puebla como Guillermo Jiménez Morales y Mariano Piña Olaya.
Entre los pocos delegados federales que se encontraban en el templete se hallaban el delegado de la SEP, José Alarcón Hernández.
La ausencia del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, le quitó el plus de que el templete VIP del desfile se convirtiera en una pasarela para la clase política; más bien el ánimo fue de desgano aunque los contingentes militares y cívicos dieron lo mejor de sí mostrando durante el recorrido su patriotismo coreográfico.

 

En el presídium hubo lugar para el Jefe Diego, sentado entre el exgobernador, Mariano Piña Olaya y el senador de la república, Javier Lozano Alarcón quien ante la carencia de la figura presidencial tuiteó fotografías con Diego Fernández de Ceballos, excandidato presidencial del PAN.

 


 

Desde la Puebla prehispánica donde los indígenas conviven al pie de los volcanes hasta el desfile de charros a caballo, metáfora también de la modernidad de la “Puebla en desarrollo” pasando por las representaciones idealizadas de la patria católica-liberal y revolucionaria.

En el mito patriótico local el tema del desfile del 5 de mayo fue el “desarrollo de Puebla” que no incrustó ente sus 22 carros alegóricos la visión de la otra Puebla, la excluida, con los últimos lugares en el combate a la pobreza.