Al menos un centenar de granaderos tuvieron que llegar a contener la molestia de más de 2 mil aficionados que se quedaron sin obtener un boleto para la reinauguración del estadio en Puebla.
Diversos insultos, mentadas de madre y silbatinas, tuvieron que recibir los uniformados de la Policía Estatal, quienes con tolete, escudo y casco, desalojaron la entrada del estadio Zaragoza.
En este lugar por dos horas y media se repartieron supuestamente las últimas 5 mil entradas para el partido Puebla- Boca Juniors con el que se reabrirá el antes llamado Estadio Cuauhtémoc
Pero fueron insuficientes para las miles de personas que se arremolinaron desde temprana hora en el inmueble.
Decepción, molestia, empujones y horas de espera en una fila de más de un kilómetro, no sirvió de nada lo mismo para mujeres, hombres, ancianos adolescentes y hasta niños.
Ninguna plegaria, ni mentada de madre sirvieron a los miles de aficionados de futbol, para que les fuera poder entrar al ahora llamado estadio Multiva.
Hubo personas que desde las dos de la mañana de este miércoles hizo fila en las puertas del estadio olímpico Zaragoza a un costado de la residencia oficial Casa Puebla, y gran parte de ellos fueron rechazados por no llevar boletos de otros partidos.
El gobierno del estado anunció en la víspera que regalaría los últimos cinco mil boletos a quienes llevarán pases de cinco partidos del equipo de futbol Puebla en el 2015.
Cientos de aficionados desesperados intentaron colarse en las filas, sin embargo fueron rechazados en un operativo de la Policía Estatal, para poner orden antes del inicio de la entrega.
Posteriormente al ser repelidos los inconformes, se puso orden y así se empezó a regalar los boletos de dos en dos a quienes llevarán los tickets antiguos.
La orden era precisa a los uniformados, ni dejar pasar a nadie que no tuviera los viejos boletos, quienes fueron rechazados poco a poco de la enorme fila que alcanzó la calzada Zaragoza a por lo menos medio kilómetro de distancia.
Y así lo hicieron, fueron rechazados una por una de las personas que no tenían los cinco boletos viejos, quienes cuando empezaban a reclamar, inmediatamente los uniformados los amedrentaban para sacarlos del lugar a discreción.
Poca transparencia
Fueron solo diez minutos que los organizadores de la entrega dejaron entrar a fotógrafos y camarógrafos de la prensa para que documentaran la entrega de los boletos.
Posteriormente prohibió el acceso a cualquier reportero para poder presenciar cómo se daban en mano los boletos a los aficionados.
Algunas de las personas, señalaron que se estaban entregando en grandes cantidades a revendedores que ya tenían ubicados los organizadores.
Al finalizar la entrega de los tickets, se montó el operativo policíaco para desalojar la zona, todo con su respectiva mentada de madre hacia las autoridades de parte de los inconformes.