Al reconocer que personajes del narcotráfico mexicano, ya tienen casa y hasta familia en la capital del Estado de Puebla, el investigador de la UNAM, Luis Astorga, aseguró que eso manda un mensaje claro para todas las zonas del país, donde hay una relativa calma de homicidios.
Reveló, que el asentamiento de organizaciones criminales o de familiares de organizaciones criminales en algún territorio con aparente calma, tarde o temprano, llega a repercutir en la relativa tranquilidad de las sociedades en que están insertos.
Durante la presentación de su libro “Qué querían que hiciera”, que habla de la relación entre el campo de la política y el campo de la delincuencia organizada en el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa, dijo que siempre, las organizaciones criminales, terminan por repercutir en sociedad ajenas, en que se insertan.
Ante eso, dijo “pensemos en Monterrey antes del sexenio pasado, donde todas las organizaciones del país, por lo menos las más fuertes, tenían los familiares de los líderes de esas organizaciones criminales, residencia ahí y estaban estudiando en las instituciones educativas de Monterrey y los regios estaban felices de la vida mientras no había muertos, pero eso tarde o temprano llega”.
Entonces, aseguró que es lo que ha sucedido en Puebla y en otras partes del país, “porque Sinaloa la empezó a vivir desde los años 60s y 70s, después vino Chihuahua, Nuevo León, Baja California y Michoacán, “a Puebla, vienen por la aparente seguridad que tienen, pero ya estando no implica tranquilidad”.
El investigador universitario, dijo que eso explica la captura de Benjamín Arellano Félix, en territorio poblano, “eso modifica la relación entre organizaciones criminales y las sociedades locales, ya sean políticas o policiacas que dependen de las autoridades políticas”.
Pero también modifica la relación con los grupos empresariales, el lavado de dinero, las inversiones, “porque el dinero caliente que llega junto con esta gente, hace que empiezan a invertir en lo que más les gusta, si les gusta los bienes raíces, van a invertir en bienes raíces, en plazas comerciales, en hoteles, en empresas de otros ramos”.
Lo anterior, aseguró, poco a poco va permeando en la sociedad hasta que llega el momento en que a pesar que hay acciones que el gobierno central realiza de manera contundente, es evidente que va a repercutir en la sociedad local.
Ante eso, dijo que hay una responsabilidad muy grande de la clase política, porque de ellos depende las leyes y su aplicación, y las instituciones policiacas que tenemos, “porque todavía les falta muchísimo para tener el nivel que desearíamos todos como ciudadanos para que les proporcionen seguridad”.
Por lo anterior, reconoció que la captura en Puebla de personajes ligados con el narcotráfico, siempre manda mensaje, “siempre hay una parte de la sociedad civil que reacciona, porque no hay que olvidar que los narcotraficantes surgen de la sociedad mexicana, no hay que olvidarlo, porque no son extraterrestres”.
Por eso, dijo que siempre hay un sector social que se siente identificado con esos grupos y que los acoge, pero también hay sectores económicos y políticos, que buscando intereses particulares de esos grupos no tienen ningún miramiento para establecer relaciones con esos personajes.
Luis Astorga, aseguró que eso permea al resto de la sociedad, porque cuando los conocen e interactúan con ellos, hay gente que se siente tentada a ingresar a esas redes de la delincuencia organizada”.


Células de delincuencia se han fortalecido en últimos años


Al presentar su libro en la UDLAP, Luis Astorga, reconoció que esas células de narcotráfico, son crecientes y son importantes en el país, “las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas y a otros delitos contemplados en la ley sobre delincuencia organizada, se han fortalecido en los últimos años”.
Explicó que no hay que dejar de ver, que es un proceso de larga duración que ha implicado una preocupación de la gente, debido a la alta incidencia de homicidios que se siguen presentando, “estas sustancias psicoactivas sigan ilegalizadas y mientras el mercado principal sea Estados Unidos, nuestro vecino, difícilmente vamos a dejar de tener organizaciones criminales dedicadas a estos negocios”.
Lo que es clave siempre, afirmó, es cómo se pueden controlar a estas organizaciones criminales, “y es con la aplicación de la ley”, pero eso se presenta en países con una democracia sólida, pero el problema es que nosotros no tenemos todavía una democracia consolidada, estamos en un proceso, donde la clase política tiene una gran responsabilidad.
Por eso, dijo que mientras no haya un consenso entre la clase política acerca de lo que debería ser una política de Estado, las organizaciones criminales van a aprovechar esos espacios para modificar la correlación de fuerzas con esa clase política.