Pese al sol radiante que iluminó Huauchinango la mañana del martes, la pesadilla y el temor de que ocurra nuevamente continúan, mientras el turismo de la tragedia se hace presente ya que no hay habitaciones disponibles en los hoteles, mismos que subieron sus tarifas.

En la calle 16 de Septiembre y Río Chiquito, la gente perdió todo, aún las personas están sacando el lodo que  llegó a las 9 de la noche del sábado, y cuatro viviendas quedaron cubiertas.

Los vecinos que recibieron apoyo de los bomberos de Zacatlán, muestran que el lodo alcanzó una altura de metro y medio, pero pudieron salir, sacando algunas de sus pertenencias, pero lo demás lo perdieron.

Aseguran que desde hace cinco años se cayó una barda sobre el río y pese que existe una denuncia penal en contra del responsable, las autoridades no hicieron nada y el escombro acumulado generó que sus habitantes no tengan donde dormir.

En ese lugar están los vecinos solidarios que han llevado comida caliente a la gente, y otros les han prestado un cuarto en lo que se secan las habitaciones, y verán si les sobra un mueble para que vuelvan a tener un lugar digno para vivir.

De acuerdo a información de los vecinos fue Eloisa Velázquez Alvarado quien mandó a construir una barda sin cimientos, y desvió el río.

Las imágenes de la tragedia se mantienen presentes y dicen que el 6 de agosto no lo van a olvidar

 

Subieron precios de hoteles

La tragedia de Huauchinango fue aprovechada por los hoteleros del lugar, los cuales subieron los precios de las habitaciones sobre todo en el centro, donde el precio mínimo era de 400 pesos y llegaba a los 600 por una persona, cuando normalmente llega va de 300 a 360.

Fueron los medios de comunicación y funcionarios los que llenaron los cuartos de hotel, y entre lunes y martes era muy difícil encontrar una habitación disponible, inclusos en los hoteles de la  periferia

 

Temor a regresar

En la colonia Guadalupe ubicada en el cerro del Laurel, la gente sigue sacando sus pertenencias, ya solo quedan algunas personas mayores que a pesar del riesgo que corren se niegan a abandonar sus casas cuyos cimientos están al descubierto.

Doña Guadalupe espera encontrar un cuarto que le renten, pero verá con qué pagarlo ya que el maíz que cultivaba en la ladera del cerro, y a unos metros se escucha como pasa el río que cobró fuerza desde el pasado viernes, y fue el sábado cuando mostró también la fuerza, y algunos deslaves están alterando su cauce.

Los vecinos que tenían casas hasta de tres pisos caminan por escaleras de piedra ya fracturadas y dicen que van a ver si consiguen otro lugar para vivir ya que tienen miedo de regresar.

 

Solidaridad en albergues

En medio de la tragedia se ve la solidaridad directa de la gente que llega a los albergues con agua, pañales o alimentos enlatados a los albergues donde la gente duerme en colchonetas.

Elementos del Ejército Mexicano mantienen el Plan DN3 y atienden a las familias que se encuentran tanto en el Recinto Ferial como en el Tecnológico de Huauchinango.