Sentí que me ahogaba, los golpes en mi abdomen no cesaban, tenía las manos y los pies atados, mientras seguían dejando caer el agua en mi cara. Solo escuchaba a mis compañeros decir “ya lo tenemos”, otros gritaban “eres uno de los Zetas, tú no eres policía”. No resistí y me desmayé. 

Jorge Coca Hernández, exagente ministerial, fue acusado, días después de su detención, el 14 de octubre de 2009, por delincuencia organizada –al vincularlo con “Los Zetas”-, además de portación de cartuchos y armas, delitos del fuero federal; mientras que por fuero común, se le juzga por secuestro y daño en propiedad ajena. Aunque existen 112 pruebas de descarga a su favor y pese a que no han logrado comprobarle su presunta culpabilidad, continúa recluido y con sentencias pendientes. 

Fue la noche del miércoles 14 de octubre cuando el exministerial vio su libertad coartada. 

Coca Hernández comenzó trabajando como policía el 16 de octubre de 1995. Después de reincorporarse en 2009, por segunda ocasión, fue adscrito al municipio de Ajalpan, en la zona de Tehuacán, donde tuvo roces con Andrés Clemente Romero, quien en ese momento se desempeñaba como subdirector operativo de la Ministerial. 

Según narra Coca, él ganaba órdenes de aprehensión por las cuales Clemente cobraba, por ello el subdirector le advirtió de manera recurrente que se cambiara de comandancia porque si no “se lo iba a chingar”. 

El acusado contó su historia, primero de una forma breve, después la repitió e incluyó detalles. 

“Ese día le iba a pedir permiso a mi jefe para faltar a un operativo en carretera (en la Sierra de Ajalpan) y así poder asistir al festejo de cumpleaños de mi jefe inmediato, Jaime Sánchez Sánchez, aunque Clemente se me adelantó y me mandó traer a la comandancia.

“Aún recuerdo cuando entré al edificio, Clemente me recibió con la hostilidad de siempre y después de una plática breve me pidió el ID de mi Nextel y mi pistola, se la di al igual que el número. Después escuché las palabras que me tienen preso: Ni modo mi flaco, así son las cosas y te lo advertí”.

Posteriormente, recuerda, entraron dos elementos, quienes lo esposaron, Clemente continuó esbozando: “Te dije que te iba a chingar”. Después le informó que iba a ser trasladado con el director de Puebla. La costumbre es desarmar a los elementos que son citados con dicha autoridad, mas no esposados. 

“En un tumultuoso traslado, lleno de convoy de policías, armados hasta los dientes, llegué con engaños a la DIEDO, que se ubicaba en El Parral, sobre la 9 y la 11 Poniente, una casona antigua. Ahí me bajaron encapuchado y esposado, podía escuchar el sonido de múltiples sirenas y hasta de un helicóptero. En ese lugar me golpearon y sobajaron, no paraban de repetirme que era un Zeta. 

“El primer momento cuando comenzaron los golpes fue al subirme a un cuarto, me dijeron que me quitara la ropa y me tumbaron boca arriba para comenzar a echarme agua en la cara. Sentí que me ahogaba, los golpes en mi abdomen no cesaban, tenía las manos y los pies atados, mientras seguían echándome el agua en mi cara. Me habían vendado la cara con una toalla de la frente al labio. Solo escuchaba a mis compañeros decir ya lo tenemos, otros gritaban eres uno de los Zetas, tú no eres policía. No resistí y me desmayé. 

“Después de esta tortura, siguieron las fotografías en solitario, con un fotógrafo al que yo conocía. Horas después, fueron las fotografías con el grupo al cual me habían incriminado. Fue la primera vez que los vi (a sus coprocesados) y más tarde me trasladaron al Cereso de San Miguel. Ya era viernes 16 de octubre, serían como las 4 de la tarde aproximadamente.

“Aquí comenzó otra tortura, pues la cárcel es el lugar donde pierdes todo, tu dignidad, pierdes a tu familia, pierdes tu libertad”.

Intempestivamente, interrumpió el relato y se negó a recordar ese capítulo de su vida. 

La versión oficial 

El entonces procurador de Justicia, Rodolfo Igor Archundia Sierra, emitió el 15 de octubre de 2009 los pormenores de la detención de seis delincuentes que “reconocieron su participación en por lo menos 10 secuestros… en zonas como Tecamachalco, Tlacotepec, Huixcolotla, Tepeaca, Tehuacán, Atlixco y San Andrés Cholula”. Entre ellos se encontraba un sujeto de origen chileno. 

En la conferencia de prensa, Archundia Sierra confirmó que entre los detenidos: Dulce María Flor Gómez Flores, “La Maya”; José Alejandro Luna Cuevas, “El Barcus”; Ángel Merino Pérez, “La Marrana”; Héctor Andrés Villagrán Ovando, “El Chileno” y Francisco Javier Bautista Hernández, estaba un ministerial. Hablaba de Jorge Coca Hernández, alias “El Flaco”, quien en ese tiempo tenía 37 años de edad.