Si bien existe la creencia de que la obesidad es un problema de educación o de conductas individuales incorrectas y carentes de una dieta sana, en realidad las enfermedades relacionadas con la alimentación están vinculadas con un entorno repleto de comida chatarra, la cual está disponible en abundancia en la calle, advirtió Simón Barquera, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Ese padecimiento domina el panorama epidemiológico en México y es la causa principal de mortalidad, además de que determina males cardiovasculares y diabetes y está asociado a más de 14 enfermedades mortales, lo que afecta fisiológica, anímica y psicoemocionalmente a una persona. 

Lo más grave es que “no parece que estemos en proceso de resolver esta problemática, aunque muchos investigadores están interesados en conocer cuáles son sus causas”, sostuvo el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública.

En entrevista explicó que su libro ¿Hasta que los kilos nos alcancen? aborda el tema de manera amplia y está dirigido a los jóvenes, por lo que “puede ser utilizado como libro de texto en la Licenciatura en Nutrición e incluso por alumnos de secundaria o preparatoria, ya que “lo escribí con mi hija, que es estudiante universitaria, para hacerlo más asequible”.

El título está inspirado en la película Cuando el destino nos alcance, famosa en los años 70 del siglo pasado, “que aborda la deforestación y el fin de los alimentos en 2024, y que muestra cómo los humanos comían galletas ultra procesadas y se llenaban de agua; es sorprendente ver que allí estamos, pues no comemos productos naturales”.

Con base en esa cinta apocalíptica dividió el libro en 12 capítulos para representar las 12 horas de las manecillas del reloj; “uno de los principales objetivos es explicar a la sociedad las causas reales por las que México está atrapado en esta cadena de enfermedades crónicas. Y es que el gasto en salud es tan grande que es difícil pensar cómo podríamos eliminar la pobreza o vivir con equidad, lo que detiene el desarrollo del país”.

Apuntó que toda la información nutrimental no es comprensible para el consumidor, “por ejemplo en Chile se colocan sellos con advertencias visibles y claras en los empaques, indicando si el producto es alto en grasas, sodio o sal; los niños los conocen muy bien y saben qué no deben comer”.

En cambio, “acá vemos cómo los papás dan jugos a sus hijos pensando que les harán bien, los hábitos importan, pero si vives en un entorno donde todo es comida chatarra de nada sirve si trabajas en la educación nutricional desde la infancia. Esto no sucedía en 1980 y la prueba es que entonces no había tanta obesidad, solo un treinta por ciento de las personas reportaban sobrepeso”.

De acuerdo con Barquera Cervera las estadísticas indican que 70 por ciento sufre de obesidad o sobrepeso, “esto quiere decir que la estructura en donde vivimos cambió, ahora es muy difícil ingerir comestibles naturales, la gente prefiere sopas instantáneas, refrescos, dulces o snacks”; es un problema muy complejo que se vio desde el inicio de los acuerdos comerciales con Estados Unidos y la apertura del mercado.

“México recibió a muchas multinacionales que fabrican comida chatarra que empezó a competir con los platillos tradicionales e incluso fueron reemplazados, por lo que pronto nos llenamos de puestos de comida rápida, importada y congelada o de pizza”, señaló.

Además, se sumó que en el vecino país del norte se impulsó el subsidio a la alta fructosa, entonces esto abarató la producción de alimentos procesados, hasta al pan le ponen fructosa que es azúcar, algo que incluso obligó a México a subsidiar a los productores del sector azucarero, generando artificialmente que todos esos comestibles sean más bajos, pues es un ingrediente de muy bajo precio.