A un mes de que se cumplan dos años del sismo que afectó gran parte del estado, principalmente la Mixteca, las heridas aún no cicatrizan, en San Miguel Tilapa el templo se encuentra cerrado, y el ex convento quedó en un montón de piedras, además de que empresas constructoras de los “cuartos dignos”, entregaron espacios con goteras y son inhabitables.

A menos de cinco minutos de Izúcar de Matamoros, las secuelas del sismo del 19 de septiembre de 2017 se encuentra Tilapa, comunidad cañera en la que se aprecian terrenos abandonados con montones de piedra que indican que en esos lugares hasta hace dos años había casas donde la gente vivía tranquila según recuerdan los pobladores.

Victoria Ruiz recuerda cómo la casa donde vivía se venía abajo, pensaba que el mundo se acababa, pero además ver el cuarto de su cuñado que tiene una discapacidad derrumbarse, pero su familiar en su instinto por sobrevivir se puso a salvo.

El cuñado que tuvo embolia hoy tiene un cuarto con baño, es de los pocos que tuvieron la suerte de que las construcciones entregadas a los damnificados sean de calidad, un cuarto blanco de tres por tres será suficiente para que tenga su cama, una mesa, una silla sin peligro de caerse.

Foto: Cristopher Damián / Intolerancia
Foto: Cristopher Damián / Intolerancia

La misma situación se presenta con Alejandro Odilón González Reyes, cuya casa resultó severamente dañada, y dos años después se prepara para tener un lugar digno para dormir con su esposa y sus dos pequeños hijos.

Los huacales abandonados

En el recorrido por la comunidad se pueden visitar los llamados “cuartos rojos”, hechos con tabique rojo, algunos de ellos con la fachada cubierta por la hierba ya que desde que fueron entregados carecían de piso, o bien en la primera temporada de lluvias se apreciaron las goteras ya que la constructora encargada de las obras no impermeabilizó.

Foto: Cristopher Damián / Intolerancia
Foto: Cristopher Damián / Intolerancia

Algunas de las construcciones tienen ya vidrios rotos, carecen de puertas, y baño, lo que va en contra de la promesa de que tendrían un cuarto “digno” de acuerdo al programa de la entonces Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

Demanda de más cuartos

Ángela Verónica Bazán León, señaló que después del sismo de 2017 ha tenido que vivir hacinada en el cuarto que quedó de pie que sirve de recámara, cocina, comedor, ya que la construcción de al menos 30 metros cuadrados quedó dañada y tuvo que ser derrumbada por la maquinaria.

Cuestionó que sólo haya sido considerada como daño parcial cuando la pérdida fue prácticamente total.

Explicó que a ellos solo les dieron un cuarto de tres por tres con tabique rojo, el cual tiene humedades y son ellos los que han tenido que ir ahorrando para ponerle un piso, y que sea la recámara de sus tres hijas.

Foto: Cristopher Damián / Intolerancia
Foto: Cristopher Damián / Intolerancia

Comentó que hay personas que tienen que seguir viviendo en casas de sus familiares pues no les construyeron ni un cuarto a pesar de estar en el censo.

Las autoridades municipales señalaron que no saben bien cuántas personas de Tilapa y municipios cercanos siguen en la misma situación sin tener el cuarto digno prometido.

Una triste festividad a San Miguel

Por tercera vez la comunidad va a festejar al arcángel Miguel fuera de su casa, pues el templo dedicado al Santo Patrono está cerrado y a pesar de estar etiquetado en el Fondo Nacional de Desastres Naturales desde 2017 quedó en el olvido y los recursos para su restauración nunca llegaron.

Autoridades del lugar abrieron las puertas del templo a Intolerancia Diario, y en el inmueble se aprecian las grietas, aún piedras que se cayeron el día del sismo.

En el lugar se ven murciélagos que han hecho su casa en uno de los templos más antiguos del estado.

Foto: Francisco Sánchez / Intolerancia
Foto: Francisco Sánchez / Intolerancia

Las autoridades señalaron que enfrente de la iglesia de San Miguel estaba el convento abandonado de San Miguel Tilapa, con grandes arcos en la parte alta, pero en 19 de septiembre se cayeron y hoy solo se aprecia una vieja pared y montón de piedras,

Uno de los feligreses señala que a diez días del temblor la gente lloraba durante la fiesta al santo patrono.