El inicio de la Primera Guerra Mundial fue uno de los conflictos bélicos más sangrientos de los que tenga memoria.

La Primera Guerra Mundial dejó un saldo de 10 millones de muertos, poco más de 20 millones de heridos y más de 8 millones de desaparecidos. Por todo esto, el combate es recordado por la gran cantidad de bajas que arrojó el episodio de principios del Siglo XX.

Sin embargo, hubo un episodio ajeno a la tragedia durante esos años oscuros para la humanidad y fue justamente la noche del 24 de diciembre de 1914 cuando ocurrió lo que algunos historiadores europeos catalogaron como el "auténtico milagro de Navidad".

Todo comenzó cuando tropas de Alemania y Reino Unido decidieron parar los ataques en los campos deYpres, Bélgica decidieron unirse para tener una linda cena de Navidad disfrutar un partido de fútbol sin precedentes demostrando que el deporte puede detener cualquier calamidad del mundo.

Versiones obtenidas por la FIFA aseguran que esta tregua comenzó por parte de los alemanes, quienes observaron unas luces que no formaban parte del paisaje habitual.

Debido a la cercanía que existía por ambos bandos, los alemanes comenzaron a cantar villancicos por un hecho que provocó la intriga de los británicos, quienes salieron cautelosamente para acercarse a los extraños invasores.

La leyenda que se mantiene vigente asegura que hubo un teniente llamado Zehmisch que ordenó a sus hombres decorar su base con árboles de Navidad y velas encendidas.

Según versiones de sus herederos, Zehmisch inició las fiestas navideñas con el tradicional saludo de Merry Christmas, al tiempo que la respuesta de Fröhliche Weihnachten causó la reacción esperada.

Ante ello, sus semejantes decidieron repetir los momentos de fe y alegría cantando villancicos y mencionando ‘Merry Christmas’ (Feliz Navidad).

Historiadores ingleses han mencionado cómo ocurrió aquella noche de Navidad de 1914:

“Un inglés salió de su trinchera con las manos en alto, llevaba un sombrero lleno de cigarrillos y estaba desarmado. Ese día no hubo disparos. Fue un día histórico porque cuando conocí a su oficial organizamos un armisticio de 48 horas. Cientos de soldados de ambos bandos se reunieron e intercambiaron saludos y regalos”.

Bajo todo ese contexto, uno de los combatientes recibió una pelota de fútbol como regalo navideño. Este balón sirvió para unir a los alemanes con los ingleses con un partido improvisado que terminó 2-1 a favor de los alemanes.

Tres días después, ambos mandos volvieron a atacarse de manera habitual hasta 1919; sin embargo, aquel momento que provocó el fútbol y la Navidad destacó que la fe, la esperanza y la unión son capaces de parar las desgracias aunque sea por un momento.

Este hecho dejó de ser una simple leyenda cuando las calles de Bélgica que vivieron aquel momento decidieron inmortalizarlo con una estatua que sirve como recordatorio al mundo para destacar que el deporte es capaz de frenar cualquier maldad.

A 105 años de este evento, el mundo del fútbol recuerda cada 24 de diciembre este hecho que marcó al planeta.