Hace dos semanas, se inició la red de comedores Palafox, perteneciente a la arquidiócesis de Puebla. La Parroquia de la Señora de los Desamparados, participa en este proyecto en sus tres capillas.

Una señora migrante de Honduras, se encarga de cocinar de las 10:00 a. m hasta las una de la tarde, para alrededor de 100 personas. Recibe ayuda de su esposo; juntos, también participan para guisarle a los migrantes debido a que la capilla de Dolores también posee un Albergue para recibirlos, pero desde que inició la pandemia, esta parte de este gran proyecto está en pausa.

Ella, quien ha pedido no revelar su nombre, no gana dinero por hacer todo esto, ella llegó hace quince años a la Capilla, se mantiene de lo que su esposo trabaja haciendo zapatos.

El comedor está de lunes a viernes desde la una de la tarde, hasta las tres. Debido a la contingencia, únicamente reciben su comida y se puede donar diez pesos por ella, pero no es obligatorio darlos. El comedor recibe de 100 a 120 personas diariamente. La mujer reparte la comida a los adultos de la tercera edad hasta sus casas, menciona que incluso ya saben la hora en la que llega y la están esperando.

La Casa de Atención a Desamparados A. C. una organización sin fines de lucro creada por el padre Alfredo Rodríguez Cárcamo y la presidenta Rossana del Carmen Beltran, es un proyecto que está ayudando en tiempos de contingencia. Principalmente, ayudan a niños, jóvenes, indígenas, migrantes, discapacitados y adultos de la tercera edad.

Alrededor de 25 personas trabajan voluntariamente en estos proyectos. Actualmente, la mayoría son adultos o de la tercera edad, los jóvenes universitarios que antes ayudaban en sus servicios sociales están ausentes, debido a la pandemia.

La organización se mantiene de la ayuda de las personas y de alguna fundación u organización. Una de ellas es Cocinando Puebla, organización que se encarga de brindarles comida para su comedor de martes a viernes.

La fundación SIMI también les brinda víveres, como sopa, arroz y frijoles para las personas migrantes, comentan que desde que inició la pandemia ya no han recibido ayuda de ellos. Sin embargo, la gente dona desde ropa, zapatos, trastes y víveres.

En el caso de los adultos de la tercera edad, reciben despensas, consulta médica, y algún artículo que necesiten como un bastón o sillas de ruedas, a parte del nuevo servicio de comida a domicilio. El comedor donde se prepara y se reparte la comida es sencillo.

Dos mesas largas, como para seis personas cada una, ahí mismo al fondo, una cocina pequeña, se ven algunos de los víveres en dos estantes de lámina. Ahí, ella trabaja muy duro y sonriendo, sabe que ayuda a mucha gente y eso le gusta.

Con información de Natalia Mora Cruz