Conforme pasan las semanas, la comunidad científica encuentra más descubrimientos del coronavirus, entre ellos, lo que podría ocurrir dentro del sistema inmune ante cualquier reacción humana.

Muestra de ello la hizo Ignacio Camacho Arroyo, académico de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien informó en la videoconferencia “Los ingredientes bioquímicos del amor” que durante el enamoramiento o primera fase del amor, los seres humanos aumentan las defensas contra cualquier microorganismo, esto, porque se incrementa la expresión de los genes involucrados en la respuesta inmunológica.

Ante dicha investigación, el experto de la Máxima Casa de Estudios en México detalló que estar enamorado puede modificar la actividad del sistema inmune.

“En esta etapa vamos a tener más defensas contra cualquier microorganismo. Si estamos enamorados y nos enfermáramos de COVID-19, por ejemplo, es mucho más probable que podamos resistir al virus”.

El especialista señaló que en términos biológicos, el amor es un fenómeno integral en donde participa todo el organismo, pues en dicha sensación el cerebro y diferentes glándulas producen mensajeros químicos que se comunican entre sí.

Camacho Arroyo destacó que existen dos tipos de amor: el de pareja y el filial (maternal o paternal) y ambos son fundamentales para la supervivencia de las especies, principalmente en los humanos.

“En los mamíferos, particularmente los homínidos, el amor de pareja en muchos casos llevará a la procreación; en cambio, el amor filial es importante para el cuidado de las crías en etapas muy tempranas del desarrollo”.

El docente de la UNAM detalló que el amor consta de tres fases: el enamoramiento; el amor pasional o de consolidación, y el amor de compañía.

Durante la primera etapa, la actividad cerebral se modifica de manera selectiva en diversas regiones de nuestro sistema nervioso central.

En la segunda, es decir, el amor romántico, se activa el hipotálamo, que está involucrado en el despliegue de la conducta sexual.

“Estos cambios en los niveles hormonales, al igual que los que ocurren en el cerebro, son temporales y varían de pareja a pareja, dependiendo de cómo se den los primeros meses de relación. Muchos autores dicen que en los primeros tres o cuatro meses ya se empiezan a reestablecer algunos de los niveles previos al enamoramiento”.

Destacó que en las manifestaciones del amor participan diferentes mensajeros químicos, pues las hormonas son esenciales para desplegar cualquier conducta sexual; por ejemplo, la testosterona es una hormona típicamente masculina, mientras que el estradiol y la progesterona son hormonas femeninas.

Participan también los neurotransmisores; mensajeros químicos como la dopamina y la serotonina (que se producen en el cerebro y regulan las funciones del sistema nervioso); péptidos, como oxitocina y vasopresina, que se producen en el cerebro y se liberan de la glándula hipófisis, entre otros.