"Hombre, recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás", toma más fuerza en este Miércoles de Ceniza del explosivo 2021 derivado del elevado índice de contagios y muertos de Covid-19 en Puebla y territorio nacional.

La Cuaresma ha comenzado en silencio con cubrebocas, gel antibacterial, sanitización del calzado y lectura de la temperatura corporal de los cristianos poblanos apersonados en los templos para suplicar al Dios crucificado en los maderos el milagro para salir victorioso de la batalla contra el enemigo invisible del SARS-CoV2. 

La imposición de la cruz mutó como el coronavirus por esparcimiento de la ceniza en la cabeza como ocurrió con los primeros cristianos que prácticamente se bañaban en cenizas para comenzar la Cuaresma. 

Además en los hogares los seguidores de Jesucristo han tenido la oportunidad de realizar la ceremonia a través de la ceniza regalada por la Arquidiócesis en diferentes templos para mantenerse en sus hogares y evitar posibles contagios. 

El recuerda eres polvo y en polvo te convertirás no retumbó porque las exigencias de la contingencia así marca el camino, pero mentalmente hicieron efectivas las palabras del Génesis. 

La Cuaresma es el tiempo de arrepentimiento y penitencia que recuerda la temporalidad de la vida y se hará realidad la oración de recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás

Desde las primeras horas de este día, los poblanos llegaron a diferentes para  participar en la liturgia y algunos pasaron por su bolsa de ceniza para llevarla a sus hogares y otros siguieron  las transmisiones de las misas que encabezaron los sacerdotes en diferentes parroquias a través de las redes sociales de la Arquidiócesis.

En la Catedral el obispo auxiliar, Tomás López Durán realizó la ceremonia del Miércoles de Ceniza para preparar la Pascua.

Pidió a los poblanos reflexionar para tener una conversión personal para dar apoyo a las personas con más necesidades y para contrarrestar el egoísmo en tiempos de pandemia Covid-19. 

“Estamos iniciando este tiempo penitencial, tiempo fuerte, tiempo de gracia y lo hacemos con un signo penitencial que involucra el corazón; no quedarnos encerrados, sino abrimos para mirar al otro como al prójimo, como al que está cercano, si lo miramos, vamos a descubrir que el otro necesita de mi apoyo, de mi atención, de mi cuidado, de compartirle lo que yo tengo”.