Durante el primer día de inoculación contra Covid-19 en el IMSS de San José, los adultos mayores han pedido a los a organizadores una mayor atención para evitar la formación de personas con horarios diferentes al turno marcado en su respuesta de la autoridad sanitaria, además de exhortar a niños, jóvenes y a adultos a vacunarse para protegernos de la pandemia entre todos.

Mientras la kilométrica hilera da la vuelta al gigantesco inmueble desde la 2 Norte pasando por la 4 Norte hasta alcanzar nuevamente la entrada de la 2 Norte, se  observan al interior carpas, sillas, militares con el distintivo Plan-DNIII-E y personal sanitario dedicado a desarrollar el proceso de vacunación. 

Los efectivos se encargan de controlar el orden, pero esencialmente indican a los adultos en dónde deben sentarse para recibir su primera dosis. 

En tanto a las afueras existe una patrulla de la Policía Estatal y un oficial por la 4 Norte pide a los afortunadamente ciudadanos mantener la línea. 

Pero la mayoría de los adultos dan la opresión de ser niños al salir de la fila para hablar por su teléfono móvil sin importar la sana distancia porque están a punto de ser vacunados y tendrán más defensas para evitar contagios de SARS-CoV2

Los rostros de esa interminable fila no lucen agotados ni enfados, pero sí reflejan ese optimismo que en muy pocas ocasiones demuestran. 

Esto es como obtener agua en un oasis porque garantiza la vida en esta época de la enfermedad, advierte Don Enrique Cortés de la Trinidad, con más de 70 años en su espalda, confiesa estar feliz porque sus expectativas de vida se agrandan para continuar de  pie al lado de su familia.

"Por favor vacúnense todos porque así nos cuidamos y protegemos entre todos. No pasa nada, no tengo ninguna reacción, no me dolió".

Además el feliz señor de la tercera edad o del llamado grupo de adultos en plenitud, recuerda que esta vacuna es la única alternativa para evitar momentos desagradable derivados de una posible infección.

La algarabía también ha contagiado a Doña Armanda Domínguez Franco, quien acompañada por sus hijas, pasó a ser inoculada; apoyada en una impecable silla de ruedas con llantas, prioriza que no tuvo problemas de horario, salvo la espera de casi 60 minutos. 

Valoró la rapidez con la que fue atendido por los sanitarios para recibir esa primera dosis anti Covid-19, al ser su primera incursión a las calles desde que comenzó la pandemia. 

Don Héctor Cabrera Hernández sí ha salido durante este primer año de pandemia por su  despensa y a realizar sus actividades cotidianas. 

La única petición que tiene para los organizadores es eficientar la logística para evitar que se metan personas y se respeten los horarios. 

Valora que aún pueda estar de pie por más de cuatro horas con 30 minutos para recibir la primera vacuna.