Es una realidad que los 34 panteones que hay en el municipio ya no cuentan con suficientes espacios para albergar a miles de cadáveres, esto debido a que, en su mayoría —sobre todo los de las juntas auxiliares—, en poco tiempo llegarán a su máxima capacidad. De hecho, al menos 60 por ciento del total de los campos santos que hay en la capital se encuentra en su máximo nivel, pues la mayoría ya tiene una ocupación de 85 por ciento en sus espacios.

Los panteones que en estos momentos han requerido nuevos espacios son los de San Francisco Totimehuacán, Xochimehuacan, San Sebastián de Aparicio, Santa María Xonacatepec, San Baltazar Campeche y San Felipe Hueyotlipan.

Al respecto, Fernando Ferrer Toledo, director de Panteones del ayuntamiento, aseveró que es urgente que el municipio implemente una estrategia para recuperar los espacios que por ley o por el abandono han sido olvidados. El funcionario municipal admitió que los panteones de las juntas auxiliares son los que se encuentran principalmente en esta situación, por lo que es necesario iniciar cuanto antes el esquema de recuperación de espacios, así como la búsqueda de nuevos terrenos para convertirlos en campos santos.

En este sentido, Ferrer Toledo precisó que ya se han dado a la tarea de iniciar la búsqueda de terrenos en estas juntas auxiliares para poder negociar con los dueños o ver si existen espacios municipales.

Aseveró que ya ha tenido acercamientos con los presidentes auxiliares de estas demarcaciones para conocer la situación de los predios que se encuentran en estos lugares y de esta forma ver cómo de acceder a ellos. En el caso del Panteón Municipal, informó que en breve se iniciará con el proceso de recuperación de fosas por medio de un censo donde se conocerán cuáles tumbas ya se encuentran en el olvido y cuáles por ley se pueden volver a utilizar.

El director de Panteones del ayuntamiento aseveró que al menos en el principal campo santo de la ciudad hay casi 10 mil fosas que no han sido reclamadas por los familiares o que, en su caso, no han refrendado sus derechos. Por ello explicó que, tras conocer el censo, existen dos procesos para reutilizar estos espacios, el primero es por la antigüedad de la tumba pues, tras varios años, los familiares del difunto se olvidan de visitarla por diversas cuestiones, como lo es la muerte del resto de la familia o, incluso, por el cambio de lugar para vivir. El segundo tipo es cuando por ley se puede recuperar este espacio, por lo tanto, después de siete años, el municipio puede intervenir y utilizar estos lugares.