La Antorcha Guadalupana revivió la esperanza de los poblanos que tienen familiares que fueron en busca del sueño americano, pero este año el símbolo estuvo presente en Iguala, el día de la masacre de estudiantes. La Iglesia pide pedir por México y que cese la violencia.
Con fe, católicos y no católicos que apoyan la lucha por el respeto a los derechos humanos de los migrantes llegaron al templo de La Asunción, donde se reflexionó acerca del dolor que enfrentan las familias que se han desintegrado, y algunas nunca volverán a unirse porque algunos de ellos murieron en el desierto o en el intento de cruzar el rio.
En una breve ceremonia Gustavo Rodríguez Zárate, titular de la Pastoral del Migrante, recordó que desde el año 2000 las dos imágenes (Virgen de Guadalupe y Juan Diego) hacen el recorrido de la Basílica del Tepeyac hasta la catedral de San Patricio, en Nueva York.
El sacerdote recordó los tres motivos por los que surgió la carrera, la primera es que las fronteras no dividan a las familias, que haya un lazo de comunión a través de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
La segunda, dijo, “pedirle a Dios y a la Virgen que no se pierda la fe católica en Jesucristo, aunque estén lejos de su casa de sus costumbres de su Pueblo, que mantengan su fe y se vuelvan alegres misioneros en aquellos.
”Tercero, que las familias no se desunan por las situaciones que no se tienen papeles para regresar, y se mantenga la unidad”.
Sin embargo, expresó que se han sumado motivos: “El templo de La Asunción es un lugar donde recibimos migrantes centroamericanos y esa es la cuarta intención este año, que así como pedimos por nuestros hermanos familiares, amigos, conocidos, paisanos, que se respeten sus derechos en los Estados Unidos, también tenemos la obligación y responsabilidad solidaria de respetar los derechos de los migrantes centroamericanos en su paso por Puebla”.
Comentó: “En la treceava carrera, primero estamos viviendo a nivel universal el Sínodo de los Obispos sobre la Familia, y uno de puntos principales es la familia y sus miembros que emigran. El próximo año hay un encuentro en Filadelfia, Estados Unidos, donde estará el papa Francisco, y ha expresado que quiere entrar por donde entran los migrantes de México, unirse a los centroamericanos”.
Antorcha dentro, balacera afuera
El coordinador de logística del Carrera Guadalupana, Marco Antonio Mendieta, en conferencia de prensa dijo que el momento más difícil se vivió a finales de septiembre, cuando llegó la antorcha a Iguala, Guerrero, y mientras estaban en el templo a cinco calles ocurría la balacera que terminó con la vida de estudiantes.
Dijo que en el recorrido son los jóvenes que no conocen a sus padres porque los abandonaron para tratar de darles un futuro mejor, quienes piden correr con la luz de la esperanza.
Indicó que le han dicho: “Dicen que tengo todo, pero dejaría esto por conocer a mis papás que se fueron a los Estados Unidos; cuando era niño y nunca los volví a ver, si no tengo a mis padres no importa lo demás”.
Insistió en que hay esas historias de los pueblos donde la gente da todo a la peregrinación, mientras en las ciudades se les ignora.
Símbolo de identidad
En la rueda de prensa, el sacerdote Gustavo Rodríguez Zárate indicó que la Virgen de Guadalupe es el símbolo de identidad, pero además de unidad, y en el trayecto la gente se va conociendo, reconocen que tienen familiares migrantes.
Reiteró que se viven momentos difíciles, pero sostuvo que hay esperanza, e indicó: “Yo creo que hay gente buena que busca cambiar las cosas, son jóvenes, ellos los que participan en las movilización y también portan la antorcha”.
Manifestó que puede haber 20 por ciento de gente nefasta, pero importan el 80 por ciento de quienes son buenos y no hacen daño a nadie.
Aclaró que la Virgen de Guadalupe sólo es intermediaria del cariño hacia Dios, pero la solución está entre los hombres preparando a los jóvenes para que sean hombres de bien.
Las tradiciones presentes
Ayer la peregrinación proveniente de Atlixco llegó a la junta auxiliar poco después de las 12 del día, acompañada del tronido de cuetes, cánticos como “la guadalupana, la guadalupana bajó al Tepeyac”.
A las dos camionetas donde viajan cinco personas de la logística, integrantes de la Asociación Tepeyac, fundada hace 18 años, y que desde hace 12 organiza el recorrido, se unieron los fieles guadalupanos y familiares de los migrantes.
Los danzantes, una de ellas con un gran tatuaje en la espalda, resguardaban la antorcha, encendida el 23 de septiembre en la Basílica de Guadalupe.
La gente de la comunidad aún sale con los sahumerios para honrar a las imágenes que acompañan a la antorcha, entre ellas las del santo Juan Diego, canonizado por el papa Juan Pablo II.
Sigue el maltrato
La situación de indocumentados y migrantes, revela la Iglesia en Puebla, es grave, ya que de los que acuden a las parroquias, nueve de cada 10 han sido asaltados, extorsionados, y muchos de ellos —según sus testimonios— son atacados por personas amparadas por Migración, Policía y autoridades civiles.
“Los indocumentados no saben a dónde acudir porque los Ministerios Públicos de los municipios están coludidos con el crimen organizado, o sea que el crimen organizado también son los Ministerios Públicos y esto es muy grave”.
Una esperanza
La Asociación Tepeyac, fundada por migrantes poblanos, se ha convertido desde el 2001, cuando fueron los ataques terroristas, en un interlocutor de los migrantes con el gobierno de los Estados Unidos, el cual le ha dado un reconocimiento como agrupación humanitaria.
Dicha organización ha luchado más por los derechos de los indocumentados que las instancias gubernamentales de México, al principio se trataba de la defensa de los poblanos, posteriormente fue de mexicanos en general, y ahora no se distingue ningún país.
La agrupación se mantiene a la espera de la reforma migratoria que propone el presidente Barak Obama, de la cual sus representantes señalan que si bien no es una solución definitiva, va a apoyar a los migrantes para que se vayan ambientando en las nuevas reglas.
Dicha organización ha apoyado en la repatriación de cuerpos de mexicanos que fallecieron en los Estados Unidos y mantiene una posición humanitaria a favor de los migrantes, siendo la esperanza de estos luego de la burocracia que se presenta en las sedes diplomáticas de México en el extranjero.