La hilera de vecinos para recibir la segunda dosis anticovid en la clínica del IMSS Amalucan asemejó a una locomotora, además transformó el panorama de esa pequeña metrópoli. El tráfico del Boulevard Las Torres, aledaño al centro de atención, mantiene dinamismo vial, pero con el plus de ser peatonal.
Las casas localizadas en la parte de atrás de la clínica permanecieron cerradas por el temor de sus moradores a ser contagiados de SARS-CoV-2. El dinamismo peatonal fue positivo para el sinnúmero de loncherías y pequeños restaurantes, localizados en la calle principal, porque ahí iban los señores para calmar el hambre, después de estar expuestos al sol al menos 45 minutos para recibir su segunda dosis.
Es más, hasta una copiadora resultó ganona porque ahí, quienes olvidan todo, sacaban copias de sus documentos a cambio de un peso o dos, según el solicitante pidiera el total de copias.
La locomotora humana circulaba lentamente, en contraste con las unidades motoras que, con precaución, únicamente transitaban por el segundo carril para dar libertad a las personas de la tercera edad moverse sin problemas.
Ciudadanos, con sillas que llevaron de sus hogares, se instalaron en ese gran camellón del Boulevard Las Torres para tomar unos cuantos rayos solares o colocarse abajo de los árboles.
Los señores y señoras que llegaban en sillas de ruedas, acompañados por sus hijos o nietos, pasaban inmediatamente, previa entrega de documentos.
Pero los llamados siervos de la nación con chaleco color vino tinto, sin querer, realizaron proselitismo en plena lucha democrática que se dirimirá el primer domingo de junio.